¿Música o poesía?

Tras la concesión del Nobel de Literatura a Bob Dylan, se desató una gran polémica en las redes y en los medios de comunicación sobre la «justicia» de este premio, sobre si un músico podía considerarse un poeta. Se habló sobre Homero y sobre los juglares y se esgrimieron todo tipo de argumentos en contra y a favor. En todo caso, por qué elegir si podemos quedarnos con las dos. En este post no quiero alimentar esa discusión sino encontrar ejemplos en los que la música y la poesía están perfectamente unidas.

Voy a dedicarme solo a los casos en los que primero fue la poesía y después la música, el de los músicos cuyas letras pueden considerarse auténticos poemas los dejaremos para otra ocasión.

¡Cómo olvidarnos de Serrat y sus discos dedicados a Antonio Machado y Miguel Hernández, auténticos desconocidos cuando la dictadura campaba a sus anchas en nuestro país. Aunque alguien no haya abierto un libro de poesía en su vida, dudo mucho que no sepa alguna estrofa de Cantares, o no le salga decir  «su pueblo y el mío» después de que alguien nombre Orihuela. Aquí os dejamos la versión de la Elegía:

No solo Serrat ha puesto música a los poemas de Miguel Hernández, ya que Carmen Linares le ha dedicado un disco recientemente a este poeta y antes ya lo había hecho con Juan Ramón Jiménez.

 

El caso de Federico García Lorca también es paradigmático. Además de que sus poemas hayan servido como letra para muchísimas canciones, él mismo hizo música para las canciones que insertaba en sus obras de teatro. Y en cuanto a las versiones, sin duda, la versión de Camarón de la Leyenda del tiempo (de la obra Así que pasen cinco años) está en la memoria de todos, pero yo le tengo un especial cariño a la Nana del caballo grande, que aparece en la obra Bodas de sangre.

En cuanto a sus propios poemas, siempre recordaremos el disco-homenaje a Poeta en Nueva York y en especial la versión de Leonard Cohen del Pequeño vals vienés, y para rizar el rizo, también podéis buscar las versiones que Morente hizo en el recordado Omega y la de Silvia Pérez Cruz.

Otro disco muy interesante es el que hicieron Mayte Martín y las hermanas Labèque, De fuego y de agua, en el que aparece esta preciosa Gacela del amor imprevisto:

Dejemos a Federico García Lorca y pasemos a poetas un poco más cercanos en el tiempo, como Ángel González que recitaba sus poemas junto a Pedro Guerra, que les ponía música. El experimento se tituló La palabra en el aire, y de él podéis escuchar el precioso Me basta así. Y aunque he de confesar que Paco Ibáñez no me gusta nada, Palabras para Julia, versión musical de un poema de José Agustín Goytisolo sí consigue emocionarme.

Y ya para alcanzar el extásis, vayamos a la mística con la versión musical que Amancio Prada hizo del Cántico espiritual de San Juan de la Cruz. Aquí os dejo esta «gozosa» versión :

Y aquí, un poema de Antonio Gala nos sirve para comparar dos versiones distintas: la de Clara Montes y la de Antonio Vega.

Y como este post ya queda un poco largo, terminamos con la música clásica donde podemos mencionar los lieder (de Schubert o Mahler, por poner solo dos ejemplos), el famoso Himno a la alegría (Schiller) de la Novena Sinfonía de Beethoven y muchísimos casos más, como el de los poemas de Verlaine cantados por el contratenor Philippe Jaroussky con música de compositores como Fauré o Debussy. Finalizamos con este vídeo en el que canta L’heure exquise con música de Reynaldo Hahn.

 

Marian Ramos


Ilustración: “Vanitas Still Life” by Edwaert Collier (Dutch, Breda ca. 1640?–after 1707 London or Leiden) via The Metropolitan Museum of Art is licensed under CC0 1.0

Ha muerto Leonard Cohen, el «hombre tranquilo»

Leonard Cohen

Leonard Cohen

 

«Figura capital de la música contemporánea, Cohen demostró durante toda su carrera que no había mentira en su obra. Cohen cantaba verdad. Y de la manera más asombrosa y doliente posible.»

Fernando Navarro (El País)

 

Leonard Cohen – Suzanne

 

La verdad es que 2016 está siendo un año funesto para la música. A los Bowie, Prince, Martin, Haggard y compañía tenemos ahora que añadir a Leonard Cohen. El cantautor canadiense nos deja con 82 años y una carrera impecable. Escritor (y de los buenos) antes que músico, es realmente sorprendente que un artista tan intimista y profundo, destinado en principio a una selecta minoría, pudiese llegar finalmente a un público mucho más amplio. Su apariencia inconfundible, su peculiar voz, sus tonos sosegados y plenos de evocaciones poéticas serán difíciles de olvidar.

 

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