La copla que fue feminista

Habitualmente se tiene la copla como un género que fomenta valores machistas, como el amor romántico más opresivo o, directamente, la misoginia. Sin embargo, algunas de las mujeres que triunfaron en este formato tan teatral fueron lo que actualmente conocemos como mujeres empoderadas. Viniendo de una familia trabajadora y muy humilde, Raquel Meller se convirtió en una estrella de gran personalidad e influencia social, y Concha Piquer dirigía su propia compañía cuando pocas mujeres podían desempeñar ese trabajo.

Lo que de sicalíptico tenía la copla hacía transitar estas historias musicadas a través de una doble vertiente, entre el papel de la mujer como objeto sexual y la liberación femenina en tiempos de severa influencia de la iglesia católica.

Más allá de la personalidad y la manera de situarse frente a los grilletes de la sociedad del momento de algunas de estas artistas, encontramos algunas letras con contenido que podríamos reclamar, con la debida contextualización, feministas.

En Batallón de modistillas, cantada por muchas cantantes de copla, encontramos frases que llevaban a la mujer a un lugar poco habitual aún hoy:

Se dice que muy pronto,
si Dios no media,
tendremos las mujeres
que ir a la guerra.
Y yo como medida
de precaución
ya estoy organizando
mi batallón.
Batallón de modistillas
de lo más requebonito
y lo más jacarandoso
que pasea por Madrid.
Y ya estamos aprendiendo
la instrucción con entusiasmo,
deseando que se aprecie
nuestro garbo por ahí.


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Reflejos femeninos en la música

Reflejos

El día 25 de noviembre es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer y con ese motivo la biblioteca ha querido dedicar una serie de actividades a este tema.

La música tendrá un papel muy importante en estos actos ya que los #Arrancamosconmúsica y #Nosvamosconmúsica  se llenarán de canciones como Malo de Bebe, María se bebe las calles de Pasión Vega o El final del cuento de hadas de El Chojín. Son canciones relativamente recientes, porque no hace tanto que la violencia contra las mujeres se ha visibilizado como algo real,  reprobable y contra la que se debe actuar.

¿Qué pasaba en otra época? Hace tiempo se trataba de un problema privado y no era raro oír hablar de crimen pasional cuando un hombre mataba a su mujer y al amante de ésta o escuchar frases como algo habrá hecho si se comentaba que a  una mujer la había pegado su cónyuge, novio o padre. Así que no era algo visible y por tanto, no se reflejaba en la música. Lo que sí podemos rastrear en ella, es el papel que la sociedad nos reservaba a las mujeres. Así por ejemplo, en la copla, lo que se puede ver es la aceptación de los roles típicos de la mujer: madre, esposa y ama de casa. Salirse de ese círculo significaba ser la mala de la película o en este caso, de la canción, por mucho que la mayor parte de ellas fueran cantadas también por mujeres, nuestras famosas folclóricas.

Veamos por ejemplo la clásica copla Triniá. Resulta que Trini es una chica muy guapa, parecida a la Virgen de Murillo a la que Juan Miguel (así nos rima con Rafael, mira tú qué bien), un pintor de Sevilla, retrata y de la que se enamora locamente. Pero es que ella es tan guapa, que un banquero americano también se enamora y finalmente la muchacha se va con él, dejando al pintor destrozado. Es normal que Juan Miguel se enfade, lo que ya me parece un poco feo es que diga que el brillo de los diamantes cegaron a Triniá y achaque su ruptura a la codicia de la chica, dando por hecho que esa sería la única razón por la que una mujer le dejase, pero es que ya lo veía él, que en el estribillo, antes de la aparición del americano, decía

“algo tu vida envenena, qué tienes en la mirada, que no me pareces buena”.

Aquí os dejamos a Rocío Jurado cantando esta copla.

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