Siempre he pensado que en el Ministerio del Tiempo tendría que haber un bibliotecario o un archivero, así podrían haber evitado el lío de papeles que tienen en el capítulo en el que se deciden a hacerles una auditoría. Y sin duda un bibliotecario vendría bien  para documentar las misiones (ahí  lo dejo, Javier Olivares, aunque si os decidís, por favor, que no lleve moño ni rebeca). Así que a veces me pongo en plan ministérico y hago ejercicios para explicar a personajes históricos reales o de ficción cosas sobre la biblioteca. Aquí os dejo algo para Sancho Panza, aprovechando que se acerca el cuartoLEER MÁS

Para conmemorar el Día del libro, describimos un día cualquiera en la existencia de un bibliopio: El bibliopio se levanta de la cama contento por poder hacerlo, es decir, por comprobar que sigue teniendo piernas y no se ha transformado en cucaracha durante el sueño.  Después de las abluciones matutinas se sienta a desayunar esperando que al primer mordisco a la magdalena (¿por qué no hay magdalenas Proust en el mercado?) se desate un movimiento interior que lo lleve a su pasado, pero solo un rato, porque hay que salir pitando a trabajar. Es tragado por la vorágine de seres que deben transportarse físicamente en vezLEER MÁS

Y si es el juego del ajedrez está más que justificado.  Truman Capote decía «¿No es el juego de ajedrez una actividad artística? Es una escultura mecánica con la que uno crea bellos problemas cuya belleza se construye con la cabeza y con las manos. Ecuación perfecta entre cartesianismo y libertad, espacio reglado y azar, el ajedrez se le impone como un modelo de completud estética para el artista».   Ahora tenéis la oportunidad de jugar en la Biblioteca. Dentro de la Semana del libro, entre los días 20 y 23 de abril de este año, se celebrará un torneo de ajedrez en cada uno de losLEER MÁS

El día 23 de abril celebramos el día del libro. La fecha fue elegida por la UNESCO porque ese día, pero del año 1616, murieron Cervantes y Shakespeare. Sin embargo, parece que Cervantes murió en realidad un día antes y que Shakespeare lo hizo unos cuantos días después: fiel a su tradición de usar sistemas diferentes para la medición de las cosas (¿o los diferentes somos nosotros?) en Inglaterra usaban otro calendario en esa época. ¿Por qué lo celebramos? Estamos tan rodeados de información que quizá no seamos conscientes de la importancia de los libros en nuestras vidas. Incluso quien nunca haya leído a CervantesLEER MÁS

El fragmento de nuestra entrada anterior pertenecía al libro de Mark Haddon, El curioso incidente del perro a medianoche. Para la última entrada hemos escogido a un autor vivo muy conocido y  que escribe en español. De momento no damos más pistas… Muchas gracias a todos los que habéis participado. El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, y por un instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completoLEER MÁS

Después del fragmento de  Suite francesa de Irène Nemirovsky de la entrada anterior, os proponemos algo del siglo XXI. El autor es británico y al principio escribía libros para niños, además de trabajar como guionista  para la televisión. Pasaban 7 minutos de la medianoche. El perro estaba tumbado en la hierba, en medio del jardín de la casa de la señora Shears. Tenía los ojos cerrados. Parecía estar corriendo echado, como corren los perros cuando, en sueños, creen que persiguen un gato. Pero el perro no estaba corriendo o dormido. El perro estaba muerto.LEER MÁS

Así es, como habéis dicho, el fragmento de nuestro anterior post pertenecía a la obra de Juan Marsé, El embrujo de Shangai, que fue llevada al cine por Fernando Trueba. Esta vez hemos escogido un  fragmento de un libro que se publicó en Francia, país de acogida de la autora, muchos años después de su  muerte en un  campo de concentración. Caliente, pensaban los parisinos. El aire de la primavera. Era la noche en guerra, la alerta. Pero la noche pasaría, la guerra estaba lejos. Los que no dormían, los enfermos encogidos en sus camas, las madres con hijos en el frente, las enamoradas con ojos ajadosLEER MÁS

Seguimos con el juego una vez descubierto que el texto anterior estaba sacado de Los girasoles ciegos,  el relato que da título al libro de Alberto Méndez y que contiene otros tres relatos más. Se publicó en 2004 y fue adaptado al cine por José Luis Cuerda con guión de Rafael Azcona. La obra que ahora proponemos tiene también una intensa relación con el cine. Ambientada en la Barcelona de los años 40, el título está sacado de una película estadounidense de 1941. Después vendría una adaptación al cine fallida y… hasta aquí contamos. Los sueños juveniles se corrompen en la boca de los adultos, dijoLEER MÁS

A ver si esta no es tan sencilla como la anterior. De todas formas tampoco se trata de poner las cosas tan difíciles que nadie de con las respuestas. Nos conformamos con que los participantes estrujen un poco su memoria o dediquen un rato a buscar la respuesta. En efecto, se trataba de Guerra y Paz, una de las obras cumbre de Leon Tolstói, y de la literatura universal, publicada en 1865. Aquí va otra de guerras pero totalmente diferente a la anterior (si es que las guerras no son lo mismo sean de la época que sean). Historias de tiempos oscuros,  voces que hablan sinLEER MÁS

Ahora que se está animando la entrada de ayer por la tarde  hemos de pasar a la siguiente no sin antes decir que sí, que pertenece a la novela de Italo Calvino «El barón rampante», de 1957, sobre las aventuras de Cosimo desde que, por una discusión familiar, decide vivir en los árboles y no volver a pisar el suelo jamás. Quien no la haya leído es posible que se pregunte si viviendo encaramado a un árbol se pueden tener aventuras. Pues no sólo eso, además tiene un amor que le dura toda la vida. Pero mejor que contarlo es leerlo. Nuestro buscador te informa de muchos ejemplares.LEER MÁS