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Escritoras, una historia de amistad y creación

Por el Día del Libro voy a hacer una recomendación muy concreta, un poco interesada, bastante personal. «Escritoras: una historia de amistad y creación», con texto de Carmen G. de la Cueva e ilustraciones de Ana Jarén, editado por Lumen en este 2023, hace apenas un par de meses.

Hace ese par de meses, precisamente, que llevo leyendo distintos textos sobre las autoras españolas de las generaciones inmediatamente previas a la guerra civil, llamadas las sinsombrero, o las mujeres de la generación del 27, aunque en cuestión de clasificaciones siempre hay discusión. Son las mujeres, las autoras, que vivían y estaban activas en los años 20 y 30 del siglo XX ¡hace 100 años nada menos! He leído, porque todo se entrelaza y se dispersa y se reúne, a Viginia Woolf, a Elena Fortún, a Gloria Fuertes, a Rosa Chacel, a Concha Zardoya, a Carmen Martín Gaite… no son ellas las sinsombrero, pero hay un hilo que teje uniones entre ellas.

Y de hilos y tejidos está lleno este libro escrito a cuatro manos. Tejidos que, como un antiguo regalo de una abuela, nos evocan los distintos ambientes -vida y trabajo entremezclados- en que se desarrollaron los talentos, las penas y alegrías de estas mujeres que, como en una galería de espejos, nos van presentando las autoras, con Virginia Woolf siempre en la sombra, siempre arropando: conocemos a Carmen Baroja, una mujer de la generación del 98 según sus propias palabras, nos vamos encontrando con María Goyri -el comienzo del mundo universitario-, María Lejárraga (o María Martínez Sierra, como firmaba cuando escribía las obras por las que su marido era reconocido), María de Maeztu (creadora del cuarto propio para tantas mujeres) y una de las autoras cuya vida es para mí más impactante, Elena Fortún, escritora puente entre generaciones precisamente por ser escritora de literatura infantil y a ella acudieron otras más jóvenes, Carmen Laforet, Carmen Martín Gaite, Esther Tusquets; sabremos en este libro sobre ideales institucionistas, liberales, republicanos, refugios como la Residencia de Señoritas y el Lyceum Club de Madrid, o el desgarrador exilio tras la guerra.

Las tristes vidas y las vidas esperanzadas; los fracasos en sus familias, en muchos casos; las incomprensiones; las tragedias ¡cuántos hijos muertos!; los desengaños ¡qué vanos, muchas veces, los escritores varones que tuvieron cerca! De todo ello sabremos, pero no es un libro amargo, no crean. Tampoco es una sucesión de biografías, ni es un libro académico, ni político, aunque algo de todo ello tenga. Es, efectivamente, una genealogía de la creación -de la escritura- por parte de las mujeres de varias generaciones que nos lleva a la historia de esa misma creación por parte de la autora de los textos, de los hermosísimos textos en muchos casos, Carmen G. de la Cueva.

Me habría gustado, para terminar, saber un poco más de las genealogías de la creación de las ilustraciones, de las maravillosas ilustraciones de Ana Jarén, que -hay que destacarlo- no son un adorno del texto, son una parte esencial del relato y cuentan muchas veces lo que queda oculto por debajo del texto. Decía al comienzo que mi reseña era interesada, y es porque no quiero dejar de destacar la relación ¡tan buena! que tenemos en esta Biblioteca con Ana Jarén, a la que tuvimos el gusto de exponer en 2021 con otro de sus libros ilustrados, «Amigas».

Lo tenemos en la biblioteca, como otros textos de Carmen G. de la Cueva y otros libros ilustrados por Ana Jarén.

Honorio Penadés, bibliotecario.


Entrevista a las autoras en RTVE Noticias

El París de la Comuna: Bajo las llamas, una novela de Hervé Le Corre, y otras lecturas

Buscando la solución a una serie de desapariciones en el París de 1871, Bajo las llamas (Reservoir Books, 2020) recrea los últimos días de la Comuna, un proyecto de apenas setenta y dos días —entre el 18 de marzo y el 28 de mayo— del que pronto se cumplirán 150 años.

La novela comienza en la noche del 18 de mayo, cuando tres guardias nacionales destruyen en un acto de sabotaje un cañón del ejército versallés, acuartelado en el parisino Bois de Boulogne. La capital, asediada primero por las tropas prusianas y bombardeada desde principios de abril por las fuerzas del presidente Thiers, se ha convertido en un caos de polvo, humo y escombros. Tras el atentado, los soldados se retiran a través de un laberinto de calles y barricadas, donde conviven las gentes leales a la Comuna junto a sus detractores, y a los desesperados por el desastre que ya ven cercano.

Durante las jornadas siguientes, en las que los federados resisten, un —muy a su pesar— comisario de policía dejará en segundo plano otros asuntos para investigar quién se encuentra detrás de los secuestros que han tenido como objetivo a varias mujeres jóvenes. El nuevo gobierno municipal ha abolido la prostitución, lo cual hace pensar que el destino de las chicas desaparecidas será sustituir por la fuerza, en lugares clandestinos, a aquellas que antes sobrevivían en las calles.

Recordando un poco el contexto, Francia estaba en guerra con Prusia desde 1870. El conflicto terminó con la derrota de Napoleón III, la caída del Segundo Imperio francés y la restauración de la República. Francia capituló y el ejército prusiano desfiló por las calles de París el 1 de marzo de 1871. Sin embargo, la Guardia Nacional y la ciudadanía parisina se negaban a rendirse e intentaron proteger las armas utilizadas para combatir a los prusianos. En la madrugada del 17 al 18, el presidente Adolphe Thiers ordenó a las tropas recuperar el armamento y arrestar a los revolucionarios. Al día siguiente, la población trabajadora salió para reclamar la propiedad de los cañones, que habían sido forjados con aportaciones populares durante el asedio. En la colina de Montmartre los soldados se negaron a disparar a la multitud, uniéndose a ella.

La respuesta de Thiers fue ordenar la retirada del personal militar y del gobierno a Versalles, desde donde prepararía el siguiente asedio a la capital. Ante este giro, los parisinos, bajo la dirección del Comité Central de la Guardia Nacional, se hicieron cargo de la administración de la ciudad y convocaron elecciones el 26 de marzo. El nuevo consejo municipal electo se proclamó Comuna dos días más tarde. Durante las semanas siguientes los bombardeos fueron constantes; la urbe se fue fortificando, hasta que el domingo 21 de mayo el ejército entró en París. Se levantaron cientos de barricadas, la ciudad se defendió calle a calle, pero el día 28 la Comuna cayó, tras una «semana sangrienta» en la que los fusilamientos y encarcelamientos se contaron por decenas de miles. 

Estos hechos han generado toda clase de debates y desde luego no poca bibliografía. La obra de David Harvey, El París de la Modernidad (Akal, 2005), propone un análisis del contexto social, económico y político, partiendo de las transformaciones urbanas que se llevaron a cabo en la capital francesa durante el Segundo Imperio. El barón Haussmann acometió la remodelación de la ciudad a partir de 1853, cambiando su estructura medieval por los grandes bulevares que la dotaron de su identidad actual. Las demoliciones en la zona del centro y la falta de oferta inmobiliaria para las rentas más bajas hicieron que éstas se desplazaran hacia la periferia. Pervivían los talleres artesanales mientras las nuevas industrias se expandían y París reforzaba su papel como centro de comunicaciones, finanzas, comercio y cultura.

Harvey dedica un capítulo a explicar la situación de las mujeres, consideradas como menores por el Código napoleónico, con unas casi nulas posibilidades de independencia económica o libertad de acción. Para algunos sectores de la industria eran objeto de contratación preferente por sus menores salarios, pero su empleo solía ser una necesidad en la medida en que la remuneración del hombre muchas veces era insuficiente para mantener a una familia.

Ellas fueron parte muy activa en los sucesos de 1871; también fueron objeto de las más duras críticas en los escritos anti Comuna. Paul Lidsky, en su obra Los escritores contra la Comuna (Siglo XXI, 1971), estudió cómo se construyeron los estereotipos negativos sobre este levantamiento, que continuaba la tradición revolucionaria iniciada en Francia en 1789, aunque esta vez inspirada en las nuevas ideas que se venían gestando a lo largo del siglo. Desde el punto de vista de algunos escritores de la época, se trataba de un mero producto de la más pura irracionalidad sin ningún sentido político, como tampoco lo tuvo para ellos la participación de las mujeres en el movimiento, las cuales les causaron tanta admiración por su heroicidad como rechazo.

La maestra y escritora Louise Michel fue una de ellas. Encarcelada y deportada  a Nueva Caledonia por su actuación en el levantamiento, escribió veinticinco años después una crónica a medio camino entre la literatura y el periodismo, La Comuna de París: Historia y recuerdos (LaMalatesta, 2014), donde narra los antecedentes, los sucesos que desencadenaron su proclamación y su desenlace. Explica las medidas que se llevaron a cabo durante aquel breve período y habla también del papel de las mujeres: su implicación en la defensa armada de la capital, en la gestión de escuelas profesionales y colegios infantiles, en el apoyo a las víctimas de la guerra, en los hospitales de campaña, en los comedores populares, y en la vida asociativa en general.

Las mujeres no se preguntaban si una cosa era posible, sino si era útil, y entonces lograban llevarla a cabo.

A pesar de las circunstancias, también se intentó que la vida continuara con normalidad durante aquellas semanas. Esta es una parte de su relato:

Los museos estaban abiertos al público así como el jardín de Les Tuileries y otros, para los niños.

En la Academia de Ciencias los sabios discutían en paz, sin ocuparse de la Comuna, que no pesaba sobre ellos.

Thénard, los Becquerel padre e hijo y Élie de Beaumont se reunían como de costumbre. 

En la sesión del 3 de abril, por ejemplo, el señor Sedillot envió un folleto sobre la cura de las heridas en el campo de batalla, el señor Drouet sobre los diversos tratamientos para el cólera, que estaba muy extendido, mientras que el señor Simon Newcombe, un americano, se alejaba por completo del marco de los acontecimientos y hasta de la tierra al analizar el movimiento de la luna alrededor de nuestro planeta. (…)

Los sabios se ocuparon de todo en medio de una tranquilidad absoluta, desde la vegetación anormal de un bulbo de jacinto hasta las corrientes eléctricas. (…)

En todas partes, había cursos abiertos en respuesta al ardor de la juventud. 

Se quería todo la vez: artes ciencias, literatura, descubrimientos; la vida resplandecía. Todos teníamos prisa por escapar del viejo mundo.

Bibliografía académica sobre la época se puede consultar en el catálogo las bibliotecas de la universidad.  La novela de Hervé Le Corre es una opción para acercarse desde la ficción a los últimos días de la Comuna.

V. Maldonado

El turismo: La industria que mueve el mundo

La alumna del Grado en Turismo Ariana Domínguez Monferrer nos ofrece una reseña sobre la historia del turismo, a propósito de la Cumbre Mundial de Turismo que se celebra en Madrid los días 15 y 16 de abril de este año. La Biblioteca del Campus de Colmenarejo de la Universidad Carlos III de Madrid es Depositaria de las publicaciones de la Organización Mundial del Turismo y cuenta con una colección de literatura de viajes además de material cartográfico y de las colecciones para el estudio del Grado en Turismo.

 

A día de hoy, una de las principales industrias a nivel mundial es la del Turismo, a la que la Organización Mundial del Turismo define como “viajes y estancias que realizan personas en lugares distintos a su entorno habitual (una noche de estadía como unidad) y como máximo 365 días, por ocio, negocios u otros motivos”

De hecho, es un término que se ha ido modificando con el paso de los años y de las tendencias de cada época, ya que en sus inicios este movimiento de masas no existía como tal por muchos viajes de expedición que se organizasen. Sin embargo a día de hoy los viajes se han convertido en un fenómeno social. Pero ¿Cómo empezó todo?

El comienzo del turismo se remonta al siglo XIX, cuando el empresario inglés Thomas Cook se dispuso a recorrer el país contra los problemas que ocasionaba el consumo de alcohol. Tal fue su causa, que comenzó a repartir panfletos y a realizar viajes organizados dando mítines contra el alcoholismo y a convidar a la gente que se embarcaban en dichas travesías.

Su viaje resultó ser un éxito, no solo por la notable concienciación por el consumo de alcohol, sino por el interés de las personas en apuntarse a nuevas salidas realizadas por Cook.

Thomas Cook, padre del turismo moderno.
Thomas Cook, padre del turismo moderno.

Poco tiempo después, en 1856, los viajes se extendieron por el extranjero llegando incluso a ciudades como París y a países tan exóticos como Egipto. Así, la actividad creada por el sr. Cook  se convirtió en el nacimiento de los viajes organizados y, por lo tanto, del turismo moderno.

Si “cruzamos el charco”, el año 1860 se considera el comienzo de la industria turística en EEUU, pues el empresario George M. Pullman fue el impulsor de los “trenes hotel o coches cama”, en los cuales se podría viajar y pernoctar a la vez.

Sin embargo, esta invención tuvo complicaciones al principio ya que la fabricación de este tipo de trenes provocaba que los vagones fueran más anchos que las propias vías.

Las infraestructuras no se cambiaron hasta la muerte de Abraham Lincoln, cuyo cuerpo se tuvo que trasladar en tren desde Washington D.C hasta Springfield en 1864. El hecho de trasladar a un presidente en este tipo de coches, produjo una gran fama al negocio de Pullman.

George. M. Pullman
George. M. Pullman

Sin embargo, hasta 1872 cuando se crearía la primera empresa de transporte ferroviario en Europa. En nuestro país, concretamente, el pionero sería Marsans.

A partir de este momento, la industria del turismo comenzó a crecer y explorar nuevos métodos de desplazamiento, como la invención de los vuelos chárter con los que se pretendía abaratar costes.

Esto es sólo el principio de lo que se convertiría en una de las industrias más grandes del mundo y uno de los negocios más rentables que se conocen.

A día de hoy, multitud de grandes empresas y compañías trabajan para ofertar el mejor destino o producto turístico con la misma finalidad para todos: satisfacer al cliente ofreciéndole la máxima calidad posible y fidelizar.

Este año, con el objetivo de internacionalizar su oferta turística, Madrid será la sede del Congreso Mundial del Turismo o Cumbre Global del Turismo (World Travel and Tourism Council Global Summit) donde tendrá la oportunidad de mostrar una nueva visión de la ciudad a nivel turístico y empresarial así como dar una imagen más internacional.

Consejo Mundial del Turismo y Organización Mundial del Turismo.
Consejo Mundial del Turismo y Organización Mundial del Turismo.

Sin duda será un impulso muy importante en este sector para nuestro país y su capital donde gracias al Consejo Mundial del Turismo y la Organización Mundial del Turismo,  se contará con la presencia de distinguidos líderes de la industria del turismo, como Hilton, Marriot o Meliá.

Para mayor información sobre este emblemático evento o conocer noticias relacionadas con el mundo del turismo, se recomienda visitar las siguientes páginas web:

Consejo Mundial del Turismo: http://www.wttc.org/

Organización Mundial del Turismo: http://www2.unwto.org/es

Turespaña: http://www.tourspain.es/es-es/Paginas/index.aspx

Hosteltur (noticias del turismo): http://www.hosteltur.com/

Turijobs (empleo y formación en turismo): http://www.turijobs.com/

Fuentes de las imágenes: