Historia de una maestra, Josefina Aldecoa

En el año 2004 tuve el placer de leer “Historia de una maestra” y de conocer a su autora Josefina R. Aldecoa, que me pareció una mujer encantadora, simpática, buena conversadora e interesantísima. Ahora pasados los años he vuelto a leerla y la he disfrutado tanto como la primera o quizás un poco más. Hay obras que no aguantan una segunda lectura, en algunas ocasiones el primer contacto con el libro es fascinante y en un segundo momento sorprende que te haya gustado anteriormente, este no es el caso. La he disfrutado y por eso la recomiendo.

Escrita en primera persona pues son los recuerdos de Gabriela López Pardo que nos avisa que no van a ser lineales, serán a retazos tal y cómo se suele recordar. Está narrada desde la memoria, con cierto ritmo pausado excepto las últimas páginas que es más vertiginoso, coincidiendo con acontecimientos más traumáticos.

Los recuerdos son de una etapa de la vida de esta mujer que coincide con una época de la historia de España muy importante con grandes cambios, ilusiones, esperanzas y grandes desavenencias. En España transcurre gran parte del relato pero hay momentos que nuestra protagonista está en Guinea Ecuatorial, en la época de los colonos españoles.

Está divida en tres partes:

El comienzo del sueño, momento en que Gabriela consigue su título de maestra y sus primeras experiencias docentes. Desde este momento se ve que tiene una gran pasión por su oficio y sabe transmitirla ; dignifica la labor de los maestros. Es una mujer bastante adelantada a su tiempo, con gran influencia de su padre que era un hombre culto y buen conversador.

“Yo me decía: No puede existir dedicación más hermosa que ésta. Compartir con los niños lo que yo sabía, despertar en ellos el deseo de averiguar por su cuenta las causas de los fenómenos, las razones de los hechos históricos.”

El sueño, se casa con Ezequiel, que sin ser un amor apasionado, se comprenden bastante bien y además comparten profesión e inquietudes. A pesar de ser innovadora para su época, siente contradicciones en su papel de madre, maestra y mujer.

El final de un sueño, coincide con su traslado a un pueblo minero, con gran pasión por enseñar tanto a los niños de sus escuelas como su compromiso en la educación de adultos. Comprometidos con muchos ideales como la lucha en contra de las desigualdades sociales, hacer llegar la cultura a todos y conseguir una enseñanza igualitaria que tiene difícil aceptación entre algunos y al final del relato, en todo el entorno.

“Educación, cultura, libertad de acción, de elección, de decisión. Y lo primero de todo, condiciones de vida dignas, alimentos, higiene, sanidad.”

Si alguien quiere conocer algún retazo de una sociedad rural,  de una época de pobreza e ignorancia concreta de la historia de España esta es una buena novela y en nuestra biblioteca hay un ejemplar.

Y una entrevista a su autora

Rosa Jiménez Villarín

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