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Al morir don Quijote, de Andrés Trapiello

Foto Rosa Jiménez Villarín

Andrés Trapiello autor de una biografía de Cervantes y admirador de su obra es muy indicado para acometer esta tarea pues es un gran desafío.

La fusión entre la fantasía y la realidad tratada en la novela es uno de los aspectos que más me llaman la atención. Los protagonistas pueden leer sus aventuras en un libro que está a su alcance, hablan de Cervantes y Cide Hamete como figuras del momento, se confunden situaciones y personajes de distintas realidades. Es una sensación muy agradable encontrar esta mezcla de fantasía y realidad, que don Quijote y Cervantes sean coetáneos, que se entremezclen los acontecimientos y que se enreden.

“Era la letra de don Quijote menudita, como una procesión de hormigas. Era una letra gótica, apretada, adornada con infinitas torres. De modo que don Quijote no sólo hablaba a la antigua, sino que escribía según los usos desusados de los primitivos caballeros medievales. Y no sólo había leído aquel libro, sino que había ido, al paso de su lectura, dejando aquí y allá, en márgenes y riberas, la viva expresión de sus impresiones, interjecciones, desacuerdos o parabienes al autor, traductor y recopilador de su historia.”

La narración comienza cuando muere don Quijote un día de octubre de 1641 y los personajes que habían convivido con él participando de sus encuentros y desencuentros, siguen su trayectoria y cómo les afecta a cada uno este hecho y cómo hacen los preparativos del entierro. Mientras dura el velatorio conocemos cómo pasó sus últimos días.

Es una historia muy bien contada por lo ágil de la narración, por el prolijo lenguaje y por el ambiente que describe que no desentona con los personajes.

Foto Rosa Jiménez villarín

Algunos tienen dudas y vacilaciones de si traer a don Quijote de vuelta al pueblo fue el motivo del fatal desenlace y su causa, la melancolía. Cómo continúan su vida el resto de los personajes, Quiteria refiere el amor a don Quijote no correspondido, el amor de su sobrina Antonia por el bachiller Sansón Carrasco, y la evolución de todos ellos.

El cambio más significativo es el ejercido en Sancho Panza después de la muerte de su amo, más sensato que antes, su necesidad de aprender a leer para poder ver las historias en las que había participado, su necesidad de salir del pueblo, una vez que había salido había visto que existían más horizontes, probado otras cosas que le habían producido otras inquietudes que le abren puertas antes vetadas para él.

Leer las historias vividas le producen gusto al recordarlas y dolor cuando ve reflejando el escarnio y la burla hacia ellos.

“La primera cosa que he sacado yo de su lectura es que es malo nacer siendo Sancho, pero que no es mejor nacer siendo don Quijote. Y que quizá el propio nacer es lo que es malo, porque no son sino trabajos e ilusionismos los que nos esperan. La segunda es no hay nadie que no sea al mismo tiempo lo suyo y lo contrario, loco y cuerdo, pobre y rico.”

Los personajes muestran un gran afán por aparecer en el libro y así quedar inmortalizados para siempre, tener la fama y ser reconocidos después de muertos.

Otro tema que subyace en la lectura son los derechos de autor, de una obra que se escribe y obtener el reconocimiento de que es el auténtico autor.

Ha sido un placer leer esta novela y el poder recomendarla. En nuestra biblioteca está disponible, así como otras obras de este autor.

Rosa Jiménez Villarín

 

Diálogo con quien una vez fue «joven y luminosa»: Arde este libro, Fernando Marías

«Ahora mismo nadie más en Madrid está viviendo está felicidad, recuerdo que pensé». En una noche de verano de 1979, Verónica y Fernando pasean por Madrid. Bares de copas que fueron seña de identidad de aquella agitación conocida más tarde como la Movida, —el Pentagrama, La Vía Láctea— están ya en funcionamiento. Hay vida nocturna, proyectos y música por todas partes. Es una época de ilusiones construidas y muchas veces perdidas.

Desde aquel verano de 1979 han pasado cuarenta años. Ambos fueron pareja más de veinte, y ahora convergen en esta obra autobiográfica en la que Fernando Marías se dirige a su compañera ya fallecida para evocar una felicidad que se desvaneció, abatida por la derrota del alcoholismo y el desamor. Un texto que se adentra «por un sendero de recuerdos afilados», por un tiempo que acabó separándolos cuando ambos desacompasaron su relación con la bebida. Él se alejó, ella sin embargo quedó atrapada en esta adicción, que en un fragmento del libro se nombra como «enfermedad atroz».

Pero la historia comienza antes, con detalles de la infancia y la juventud del escritor, y su encuentro con Verónica. Siguen reflexiones e hitos con fechas precisas sobre los que vuelve—cuándo se conocieron, la ocasión en la que ella aceptó probar su primera copa ante la insistencia de él, o cuándo fue diagnosticada de una enfermedad mental—, para detenerse también en momentos aparentemente sin trascendencia, aquellos cuyo valor solo se revela en el conjunto de una biografía.

Verónica —Veronique era su verdadero nombre— murió en 2012 y fue incinerada llevando entre las manos un ejemplar de la novela de Fernando Marías, La luz prodigiosa. Es la imagen que da título a esta obra, un texto que no elude, y a la vez pasa con cuidado por la cercanía de los detalles más duros, por los contornos del dolor y la culpa. Un relato hondo, arriesgado y crítico con los propios actos, en el que también son protagonistas el tiempo y la memoria, y la extraña química que ejercen sobre lo acontecido.

Arde este libro (Alrevés Editorial, 2021) y otras obras de Fernando Marías se encuentran disponibles en las bibliotecas de la Universidad.

V. Maldonado

Lecturas para el verano

Sabemos que la selección de lecturas ante las vacaciones es siempre un asunto delicado: «¿Leer, de verdad? si llevo meses delante de textos, necesito otra cosa», «Pues yo cambiaría el chip, me hace falta una lectura de evasión», «Creo que en verano podría acometer ese novelón al que ya le tengo ganas», «Necesito leer algo bien distinto de mis apuntes y manuales». Como no podemos solucionar estos problemas, dejamos el debate abierto pero vamos a recomendar 10 lecturas de obras recientes, que están disponibles en nuestra biblioteca, que son bien distintas de lo que has estado estudiando.

Allá van:

Hamnet, de Maggie O’Farrell. «Partiendo de la historia familiar de Shakespeare, Maggie O’Farrell transita entre la ficción y la realidad para trazar una hipnótica recreación del suceso que inspiró una de las obras literarias más famosas de todos los tiempos (…) El resultado es una prodigiosa novela que ha cosechado un enorme éxito internacional y confirma a O’Farrell como una de las voces más brillantes de la literatura inglesa actual». (Libros del Asteriode)

 

Castellano, de Lorenzo Silva. «En mis primeros quince años de vida apenas tuve
contacto con más Castilla que la arrollada y aniquilada por la pujanza de la capital que siglos atrás le nació en medio, que poco a poco se fue convirtiendo en otra cosa y que también tiene su historia, pero no es esta. (…) Hay experiencias que por razones inexplicables, pero profundas, se quedan marcadas en el alma y moldean la mente». (Lorenzo Silva)

 

Páradais, de Fernanda Melchor. «Páradais, escrita por Fernanda Melchor, una de las escritoras mexicanas más destacadas de la actualidad, explora la facilidad con la que el deseo puede convertirse en obsesión y, más aún, en violencia, al tiempo que narra la alianza entre los polos opuestos de la sociedad mexicana contemporánea. (Penguin). «Explora la violencia y la desigualdad en esta novela brutal. Lo hace con una destreza técnica deslumbrante, oído absoluto para la oralidad y precisión de neurocirujana para la crueldad. Páradais es un breve e inexorable descenso al infierno.» (Mariana Enríquez)

La red de protección, de Andrea Camilleri.  «El comisario Montalbano iniciará una investigación sobre el mundo de los adolescentes que lo llevará a enfrentarse a la realidad agazapada tras las redes sociales. Entre los misterios del pasado, las incertidumbres del presente y el deseo de protegernos a nosotros y nuestros seres queridos, La red de protección nos sumerge en los problemas más acuciantes de hoy: las nuevas generaciones y sus hábitos, la inmigración, el debate ecológico y los beneficios y las trampas de internet». (Amazon)

La bailarina de San Petersburgo, de Andrés Pérez Domínguez. «Aristócratas nostálgicos de tiempos mejores, revolucionarios ambiciosos, enigmáticas mujeres; Sevilla, París, Moscú, Leningrado; aventuras, pasión, intriga, historia y un amplio abanico de emociones se dan cita en esta fascinante novela, ganadora del premio Albert Jovell, en la que personajes de ficción conviven con quienes protagonizaron una época irrepetible».  (Almuzara)

 

Seis cuatro, de Hideo Yokoyama. «El fenómeno Hideo Yokoyama: fantasías de violencia y muerte en el paraíso japonés.  Novela policial de estilo seco y atmósfera agobiante Seis cuatro suma 650 páginas de una crudeza enunciativa que puede recordar al estilo seco de James Ellroy, y en las que se manifiesta el tema, profundamente japonés, que más preocupa a su autor: «El conflicto entre la organización [el estado, la sociedad, la empresa] y el individuo». (El Mundo)

 

Luz de febrero, de Elizabeth Strout.  «Una novela conmovedora que habla del amor y la pérdida, de la madurez y la soledad, y de esos inesperados instantes de felicidad.» (Traveler). «El paso del tiempo es uno de los temas que, ‘sotto voce’, resuena en esta excelente novela que es, otra vez, una colección de cuentos que tienen un tono compacto, unidos por un ‘dramatis personae’ que parece respirar en la misma onda que su precuela, ‘Olive Kitteridge'» (El Perdiódico)

 

La biblioteca de París, de Janet Skeslien Charles. «Una historia de valentía y traición.  París, 1939. La joven Odile Souchet lo tiene todo: un atractivo novio oficial de policía y un trabajo de ensueño en la Biblioteca Americana de París. Pero cuando estalla la guerra y los nazis marchan sobre París, Odile se expone a perder todo lo que le importa, incluida su querida biblioteca. Sabe que en los momentos difíciles los templos de la cultura peligran porque los libros contienen palabras e ideas prohibidas que deben destruirse. Odile no puede permitir que eso suceda». (Penguin)

La anguila, de Paula Bonet. «Este es un libro sobre el cuerpo. Sobre un cuerpo que ama y es amado. Un cuerpo que también es abusado, violentado a través del sexo y el parto, del aborto y la sangre, de la mugre. Materiales no artísticos en manos de una pintora que escribe, de una escritora que mira. Es el retrato de una mujer que asume los riesgos de mirar atrás sin veladuras y se dirige hacia una vida nueva». (Anagrama)

 

La vida mentirosa de los adultos, de Elena Ferrante. «Pequeña gran historia en los márgenes de La amiga estupenda. Si Dos amigas le sirvió para explorar el drama realista femenino, ambientado en la Nápoles humilde de los años 50 (y posteriores), y demostrar que un género tan denostado precisamente por el protagonismo femenino puede convertirse en obra universal y hablar de “las cosas importantes”, la escritora lo intenta ahora con la novela adolescente.». (Revista GQ)


Nota: la imagen que encabeza este post muestra las fotografías de 9 de los 10 autores de los que hablamos. ¿Sabes cuál es cuál, y por qué vemos 9 retratos pero 10 fotos? Las respuestas, en comentarios 👇