Archivo de la etiqueta: cocina

Aprender a cocinar en la biblioteca

cocina_para_singles

Acaba de comenzar el curso y -perdón si nos equivocamos- para muchos estudiantes comienza una nueva etapa también en la cocina: la de la propia iniciativa y los propios recursos. Por eso nos animamos a mostraros algunos de los muy variados e interesantes libros de gastronomía a los que podéis acudir en vuestra biblioteca. Particularmente, en la Biblioteca del Campus de Colmenarejo encontraréis una exposición de libros en el vestíbulo que incluye entre otros estos títulos:

Para comenzar, en el capítulo llamado «Para los que nunca han pisado una cocina» de la obra de Graciela Bajraj «Cocina para singles» se encuentra la receta del huevo duro, explicada pormenorizadamente (aunque aquí nos ahorraremos los detalles).

white_egg_clip_art_6413

Como receta histórica y levemente más complicada, de el libro de Ángeles Simón «Recetas con historia» seleccionamos la empanada inglesa de liebre, tomada del capítulo de La España de los Austrias:

Carlos V, aficionado a la caza desde los tiempos de su estancia en Flandes, adoraba los platos especiados y fuertes, los guisos de carnes con castañas y los quesos curados con dulces de frutas.

liebre_durero

La preparación científica del ossobuco, en el libro «Ciencia a la cazuela» incluye apreciaciones como estas, que ningún estudiante de ingeniería debería dejar pasar:

Durante el tiempo de cocción las moléculas de colágeno se desnaturalizan y pasarán a la disolución en forma de gelatina. Como el guiso no puede superar la temperatura de ebullición del agua (100ºC) las fibras proteicas no se endurecerán en exceso.

ebullicion

mientras que para los amantes de los idiomas el Diccionario Larousse Gastronomique [sic] en español nos informa de que Ossobucco, u Osso-Bucco es un

plato de la cocina italiana, originario de Milán, cuyo nombre significa «hueso (con) agujero». Se trata de un guiso de rodajas de morcillo de ternera sin deshuesar, breseadas al vino blanco, cebolla y tomate.  A menudo se sirve con arroz.

ossobucco

Curiosísima obra es «Una cena con Calígula: el libro de la cocina depravada», de Medlar Lucan y Durian Gray, autores de los que se sabe que tras el cierre por escándalo de su restaurante The Decadent publicaron en 1995 este «Decadent Cookbook», recetario basado en las singularidades, apetencias y desmesuras en torno a la mesa de los personajes más decadentes, con tono humorístico y erudición malsana:

Se pueden hacer salchichas casi con cualquier cosa, y seguramente por eso aparecen seiscientas clases en la lista de esa gran Biblia para el cazador de salchichas: ‘The Book of Sausages’, de Anthony y Araminta Hippisley. Se cree que el emperador romano Heliogábalo inventó la salchicha de gamba, cangrejo, ostra, langonstino y langosta. Apicio da una receta que incluye sesos de ternero y almendras. Los esquimales llenan las suyas con sangre de foca y entrañas. En Arles emplean carne de burro o de caballo, en Madrid una mezcla de ternera y sardinas, en Westfalia sesos de cerdo.

sausagesSi te preocupa la confección de menús completos, desayuno-comida-cena, puedes acudir a obras como la de Assuplta Miralpeix «Prepara tus menús para toda la semana» (libro que, debemos aclarar, pertenece a una colección denominada «Autoayuda») o bien puedes encontrar relatos detallados sobre los modos de cocinar y comer de otros pueblos, por si te sirve de inspiración o te aburre lo de todos los días. La obra de Virginia Rodríguez Rivera «La comida en el México antiguo y moderno» por ejemplo nos ofrece esta descripción de un desayuno según relato de un habitante de Zumpango de la Laguna, Estado de México:

Desayuno: un jarro de atole blanco, con piloncillo o champurrado, un bolillo y a veces frijoles y tortillas.

Champurrado-Galleta-Recetas-Bebidas

Puedes, de hecho, dar la vuelta al mundo con nuestros libros de cocina, ya que encontrarás «El libro de las cocinas del mundo» con recetas de los cinco continentes, desde las Tartitas de San Petersburgo hasta la sopa autraliana de ostras, pasando por el pulpo a feira o el tajín de cordero; el libro «Street food: comer en la calle» con los plátanos fritos picantes de Ghana, el nasi goreng de Indonesia o el guacamole de México.

Como no todo van a ser libros de recetas, ten en cuenta que la colección «La cocina de la vida» de la Editorial TREA nos ofrece libros como «Elogio del erizo de mar», «La cocina impúdica» o «Psicoanálisis de la gula» y que en la misma biblioteca encontrarás obras de creación íntimamente ligadas a la gastronomía, como la novela y película «Como agua para chocolate» y las películas «Un toque de canela», «Tomates verdes fritos» y «Ratatouille».

Y para terminar, una recomendación: una película que va de un blog que va de un libro que va de una cocina donde cocina una cocinera 365 días:

(y otros 46 tráilers de películas gastronómicas)

Sabores

Los sabores del mundo

«El mundo es una gran olla, el corazón la cuchara.
Según cómo remuevas, te saldrá la comida»
Aforismo Zen.

Me gusta devorar el mundo. Lo hago con los libros, con los viajes y las comidas. Sentada en un chiringuito del mercado de Xoximilco en México, en una aldea perdida de Burkina Faso, un restaurante de san Petersburgo, o un japonés de la calle décima de Manhattan, Nueva York. Ante mí se alinea la sabiduría culinaria de los pueblos del planeta, una cadena de manos que ha llevado, literalmente, esa yuca, ese arroz, ese pescado al coco, ese pollo a la cúrcuma a mi boca. Porque para que esos tacos, ese sashimi, esa sopa de mijo, ese salmón marinado lleguen a mi han tenido que pasar por muchas manos. Para liberar esos olores, ha sido necesaria una gigantesca cadena. Todo un mundo de relaciones económicas, comerciales, culturales de las que, casi nunca, nos damos cuenta.

Cuando un viajero visita un lugar, cualquiera, es conveniente visitar –e incluso compartir- las cocinas. En todas las cocinas del mundo hay siempre un olor y un sabor que manda, que se impone a los demás. Sentarse en algún puesto callejero de un mercado popular en Brasil, como el «Ver o Peso» de Belén do Pará, en la desembocadura del Amazonas, nos traerá enseguida un remolino de olores, en el que se mezcla la fritanga, las frutas, los pescados, los aromas de especias, la farinha, toda la sabiduría de la cuenca amazónica.

Y ahora ese mundo que afanosamente recogía el viajero en busca de experiencias, paisajes, encuentros y culturas distintas, podemos tenerlo sin movernos de casa. Ventajas e inconvenientes de la globalización: ahí cada uno tiene su lectura. ¿Quién no ha variado su dieta para ir a cenar a un restaurante tailandés, un hindú, un peruano, un brasileño?
Los sabores del mundo nos los acercaban hasta ahora los libros de viajes, los documentales, hasta las semanas gastronómicas impulsadas por organismos de promoción o intereses comerciales. Hoy todo está al alcance de nuestra mano -el ser humano, eterno curioso de sabores y sensaciones- y por todos partes descubrimos deliciosas tapas fritas a base de frutas, verduras y carne, desde la mandioca frita Keniata, pakotas de India, buñuelos rellenos de plátano, tortillas (de maíz) con carnita de México, baozí de China… una lista que se puede hacer interminable.

¡La cocina!

Cuando tengo dudas sobre la vida o simplemente algo que consultar con el oráculo, invito a los dioses a un chocolate, como lo hacían los aztecas, con alguna pequeña variante. Mezclando vainilla, canela, sésamo, una pizca de chile y por supuesto cacao y algo de azúcar moreno de caña, removiendo con tiento y sabiduría, los dioses responden y por los delgados hilos del sabor, me llegan las respuestas pedidas.
Alrededor de ese chocolate (una historia de sacrificio, altruismo, explotación, tinieblas de esclavitud) se van tejiendo solidaridades que discurren por otros caminos alejados de los capitales, los gobiernos, las bolsas y los índices.

-Aproximadamente el 70% de la producción mundial del cacao se concentra en África occidental.
-El cacao en estos países (Costa de Marfil, Ghana, Nigeria y Camerún) representa como poco el 50% de sus ingresos.
-El cacao crece en países pobres y se come en países ricos. ¡Qué ironía!
-Si el precio mundial del cacao se desploma en África se producen desastres de los que no somos conscientes cuando nos metemos un trozo de chocolate en la boca ¿o si?

 Todo esto es a propósito de la Semana de la Solidaridad UC3M, que comienza hoy, que tiene interesantes actos en los Campus de Colmenarejo, Leganés y Getafe, para la que hemos hecho una exposición de libros, vídeos y revistas en el vestíbulo de la Biblioteca de Colmenarejo, y de cuyo programa queríamos destacar al menos un acto, y apoyarlo:
Del 21 al 25 de febrero, 14 a 15h. Cafetería Taller “El comedor del mundo”. Ingeniería Sin Fronteras.
Porque no todos comemos igual… los estudiantes se comprometen a participar de una comida realista, donde cada representante de un continente come proporcionalmente a lo que la realidad impone.
Importante: Venir sin haber comido

La cocina impúdica, anónimo

La cocina impúdica: recetas secretas de una mujer de mundo reveladas a quien pretenda serlo. Hemos sacado este libro de una selección de títulos sobre gastronomía, alimentación y nutrición que están disponibles en la Biblioteca del Campus de Colmenarejo de la Universidad Carlos III de Madrid, que se pueden ver esta semana en una pequeña exposición.

Aparentemente se trata de un libro de cocina, de la que podríamos llamar «cocina picante», y quizá alguien piense en relacionar este libro con esos restaurantes «eróticos» especializados en despedidas de solteros o celebraciones de divorcios. Pero en realidad nos encontramos ante una obra literaria más que culinaria, donde su autora -anónima- va detallando la preparación de ciertos platos al hilo de una anécdota de su vida, de un encuentro con personajes célebres, la visita a un hotel o a una exposición, una noticia o un hallazgo casual. La autora -¿o autor?- se confiesa «mujer de costumbres fáciles» escribe en París entre 1919 y 1931 (La «Belle Époque«) y nos relata, por ejemplo:

  • cómo preparar el «puré de habas con achicoria silvestre» con hierbas recogidas en el Bois de Boulogne por «dos bellas jovencitas morenas, de piel clara y posiblemente caderas opulentas»
  • o los «culitos bretones a la sidra«, receta del Grand Hôtel di Dinard «para ciertos turistas ingleses de gustos un poco particulares que leen a Oscar Wilde y dan paseos a la luz de la luna»
  • o la «crema de apio» que le sugiere la madame mientras le tiraba de los lazos del corpiño y recitaba «Si l’homme savait l’effet du céleri, il en remplirait son courtil» (Si el hombre supiese el efecto del apio, llenaría con él su patio)
  • o la «sopa de Afrodita» que le enseñó a preparar el político conservador Carlos Maurras
  • o la «fabada asturiana, un plato fogoso para una tarde de amor que se apaga lentamente en el ron con las primeras luces de la noche», receta de un poeta surrealista
  • o la «perdiz asada con berzas«, receta de un criador de avestruces en Gales transmitida por el escritor de novelas góticas Algernon Blackwood
  • y para postre, por ejemplo, las «trufas al café con coñac«, elaboradas con la variedad diablotin «parecidas a las chocolatinas afrodisiacas de cantárida que se importaban de Italia y que, según parece, Sade usaba para aturdir a sus conquistas».

¡Que aproveche!