En las vacaciones de Navidad un amigo me recomendó la lectura de “La Lluvia amarilla” de Julio Llamazares y ha sido un gran descubrimiento, es tan dura que sorprende que te enganche y se disfrute tanto con su lectura. Los temas que trata invitan a la reflexión.
La novela está escrita en primera persona, es el monólogo del último habitante de un pueblo montañoso del Pirineo oscense, llamado Ainielle. El narrador está a las puertas de la muerte, es su última noche.