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El antólogo, de Nicholson Baker

¿Has oído hablar de la Gran Novela Americana? Pues no es esta.
El gran drama humano que nos cuenta este libro es el de un poeta que tiene que lavar a su perro, tiene que escribir un prólogo a una antología de poesía rimada, tiene que arreglar su vida. Sube al granero de su casa a cantar a voz en cuello, llama por teléfono a su novia, que le ha abandonado, se pilla los dedos dando martillazos, nos ofrece comentarios escatológicos, dialoga con el ratón que vive en su cocina.

Me pregunto cómo sonará en inglés esta prosa entrecortada. No, no leerla, sino saber cómo suena, leída en voz alta.  A veces este parece un libro para ser leído en voz alta. A veces, también, me han dado ganas de cerrarlo, de renunciar a su lectura, de abandonar el libro. Pero ¿qué se ha creído este antólogo? No me interesan tus cuitas con tu novia, tu perro, tu trabajo, tu martillo. No me interesa la rima.Nunca he oído hablar antes de W.S. Mervin. Tienes un problema y me lo vas a contar en un libro de 230 paginas y quieres que me lo lea. Voy a seguir leyendo, un poco.

Hay un gran placer en leer a alguien que posee un conocimiento, lo usa y habla de ello. Como un novelista que dominara la técnica de la construcción con ladrillo hueco, o la del podado de los árboles frutales, o la de montar en skate. Este hombre -el autor, el poeta, el otro- domina un campo: la poesía rimada, un asunto sin el menor interés.

¿Saben? Podría seguir escribiendo indefinidamente. Así soy yo. Soy yo lo que tienen delante. Yo y nadie más. (p. 193)

Todo el mundo quería siempre que Elizabeth Bishop leyera «El pez» en alta voz, porque es bueno. Pero ella terminó odiándolo y temiendo tener que leerlo (p. 138). El antólogo dialoga con Elizabeth Bishop y con algún otro poeta laureado, a lo largo de la novela. Pero no es una novela poética. Ni una novela de fantasmas. Aunque aparezcan muchos poetas muertos.


¿Cuántos poetas americanos se mencionan en este libro? Contiene un apéndice con las traducciones de los textos citados, muy elegantes, de poetas ingleses y americanos: W. H. Auden, Aphra Ben, Ludwig Bemelmans, Elizabeth Bishop, Louise Bogan, William Byrd, Alice Carey, Samuel Taylor Coleridge, John Dryden, James Fenton, Alfred Edward Housman, Samuel Johnson, Rudyard Kipling, Norman Lewy, Edward Lear, Thomas B. Macaulay, Alan Alexander Milne, Cristopher Morley, Dorothy Parker, Coventry Patmore, Edgar Allan Poe, Mary Louise Ritter, Sir Walter Scott, Theodor Seuss Geisel, Percy B. Shelley, Edna St. Vincent Millay, Algernon Charles Swinburne, Sara Teasdale, Alfred Tennyson, Nicholas Vachel Lindsay, Edward Vance Cooke y Henry Wadsworth Longfellow. Esos son los poetas cuyos poemas se citan en el texto, y en algunos casos se escanden. Pero además se mencionan los poetas destructores de la rima, sobre los que el autor echa pestes: Ezra Pound, Allen Ginsberg y Mina Loy se mencionan varias veces. Mina Loy, polifacética artista inglesa que fue amante de Marinetti, el fundador del Futurismo, al que el autor achaca el comienzo del fin de la poesía rimada. Y nuestro autor trabaja con la poesía rimada, adora la poesía rimada, ha dado clases sobre la poesía rimada, está intentando escribir un buen prólogo para una antología de poesía rimada.

El verdadero ritmo de la poesía es un ritmo de paseo. O un ritmo de baile. Una gavota, un minueto, incluso un vals. (p. 152)

Un-dos-tres, un-dos-tres:

Half a league, half a league, half a league onward,
All, in the Valley of Death, rode the six hundred.

Media legua, media legua, media legua y a la carga
Al valle de la muerte cabalgaron los seiscientos.

Así es como lo lee Tennysom, con los tresillos. Los tresillos se llaman dáctilos o anapestos en la jerga oficial, según sea tónica o átona la sílaba con que comiencen. Pero esas palabras no son sino fragmentos retorcidos de erudición muerta y lo mejor es que se olviden de ellos inmediatamente. (p. 142)

Este antólogo cumple su misión: quiere que conozcas y aprecies algo que vive de capa caída: la rima, la poesía rimada. Te convence de que todo rima y de que siempre buscamos la rima. Y nos menciona para ello a los raperos de su barrio. Y a poetas rancios. Pero el antólogo menciona también, repetidas veces, a Louise Bogan:

Y nos confiesa «siempre tengo el secreto deseo de que las cosas rimen» (p. 66). Nos vamos dando cuenta, si hemos superado las páginas que nos invitan a no volver a oir hablar de anacolutos y anapestos, de que el antólogo es un ser entrañable, con su martillo, su jardín y su ratón, y que merece ser oído en voz alta.


No querría contarles el final, lo que se dice destripar la novela, pero sepan que al final acaban aprendiendo algo sobre la luz que refleja la nieve en los árboles, sobre las manchas de aceite en el suelo de los aparcamientos públicos, sobre un perro y una mesa metálica, pero sobre todo acabas viendo cómo el número 230 y el número 23 riman, y hacen que todas las cosas rimen.


En el vestíbulo de la Biblioteca del Campus de Colmenarejo encontraréis una selección de antologías de todo tipo: relatos y poesías, amor y terror, alegrías y penas… Escoje las que más te gusten y llévatelas en préstamo.

Las novelas que le gustan a Tatús

Una tarde de verano, después de la siesta, alguien había puesto en el tocadiscos un disco de Elmore James y yo estaba leyendo «La balada del café triste» de Carson McCullers. Me habían dicho que era más faulkneriana que el propio Faulkner. No sé, pero en todo caso se trata de un libro para leer en una tarde de verano, moviendo ligeramente las caderas al ritmo del blues… pero no, no es un libro triste.
Yo creo que también lo he leído. O fue «El corazón es un cazador solitario» la que yo leí, en una vieja edición de mis padres, posiblemente la primera traducción al español, tengo que buscar ese libro.

¡Ah! Ese es un libro magnífico. Y después de estos dos libros deberías leer «Reflejos en un ojo dorado», de la misma autora. Hay una película sobre esta novela, la protagonizan Marlon Brando y Liz Taylor, dos actores muy sureños.

Sigamos con el Sur, el profundo sur de los Estados Unidos. Sé que te gusta no sólo literariamente, sino que incluso proyectas un viaje en Harley o en caravana ¿es compatible con la literatura? Cuéntame de otros autores, otros libros del Sur…

Se ha editado hace poco «Ocho mortales poseídas» de Tennessee Williams. Es un libro muy sensual, erótico, con 8 historias de mujeres, terribles, pero llenas de «una nostalgia mordaz y un humor grotesco» (dice la tapa del libro, je je). Y del propio Faulkner te recomiendo «Luz que agoniza».

Yo es que de Faulkner sólo intenté leer unos relatos y no los aguantaba. Pero siempre me ha resultado atractivo por aquéllo de «hoy me siento Faulkner» que decían en «Amanece que no es poco».

No es fácil leer a Faulkner. Te da la sensación de que sus personajes no evolucionan, parece que estén anclados en la tierra, o que se hundan. Y los relatos no son nada atractivos, es cierto. Pero cambiemos de tema.

Bien.

Del sur de Estados Unidos, rural y agrícola, al entorno urbano y moderno de Los Angeles, con las historias de Arturo Bandini escritas por John Fante en su tetralogía formada por «Camino a Los Angeles», «Pregúntale al polvo», «Espera a la primavera, Bandini» y «Sueños de Bunker Hill». Esto es Los Angeles en estado puro; en estas novelas hay calor y polvo, dureza y esperanza.

Seguimos en Los Angeles, con uno de los más grandes guionistas de Hollywood: Truman Capote. Yo siempre he querido ser la señora Dolly Talbo, de «El arpa de hierba», una señora de fantasía e imaginación desbordantes. Tan linda, es como un hada; siempre en la cocina, preparando elixires que vende por correo. Un personaje del sur fascinante. Y de Truman Capote tenemos, claro, «A sangre fría», uno de los libros con lo que he pasado más miedo.

Es que es una historia real ¿no?

Por eso. Es el horror en estado puro. Y además es un punto y aparte en el periodismo. Pero como ya hemos tocado un poco el cine, vamos a por Dashiell Hammett. La novela negra por excelencia: dura, amarga, violenta. Sus novelas se han convertido en guiones de películas entre las más famosas de todos los tiempos. Este hombre había sido agente de la famosa Agencia Pinkerton, de detectives, y de ahí sacó historias reales para sus novelas. Recomiendo «La maldición de los Dain», «Cosecha roja», «El halcón maltés» y «La llave de cristal». Y la recopilación de sus relatos, bajo el nombre tan sugerente de «Sólo te ahorcan una vez».Y que no se nos escape este otro: Raymond Chandler («Si me necesitas, sílbame»)

Cambiamos ahora a Gran Bretaña. Comenzamos con David Lodge, que es mi último descubrimiento, y el día que se me muera lloro de la pena. Cuando descubres un autor así, es como si te hubiera tocado el premio gordo de la Lotería de Navidad. Y eso me pasó con este hombre, David Lodge.

Yo he leído «La caída del Museo Británico», y me reía en voz alta. Además me identificaba bastante con el personaje (padre de 3 niños, agobiado y todo el día metido en la Biblioteca, ja ja).

Es inteligente, tiene un sentido del humor que no ofende; satiriza la sociedad británica, disecciona con bisturí, y además es que domina el ambiente universitario de arriba abajo. Hay que leer «Intercambios» y «Terapia»; bueno, y «Sin noticias del Paraíso». Lo primero que leí fue «El mundo es un pañuelo».

Hablemos ahora de P.G. Woodehouse, otro humorista británico. En este caso se centra en crítica a la clase alta, burguesía rural y pequeña aristocracia, en lugar del ambiente universitario de Lodge. Woodehouse es para pasar un buen rato en verano. Y el maestro de maestros: Somerset Maugham. He acabado de leer «El caballero del salón», un libro de viajes por la antigua Indochina, maravilloso. Pero lo suyo en realidad no son los libros de viaje: «Servidumbre humana» es una obra maestra de la literatura de todos los tiempos. Y «El filo de la navaja» o «El velo pintado».

Otras dos que han ido al cine.

Y de Somerset también «Viajes por los mares del sur», lo que nos lleva para acabar a Robert Louis Stevenson. Sólo hay que decir una cosa sobre este autor: que hay que leerlo. Y se nos han pasado Joseph Conrad y Graham Greene. Ya no nos queda más sitio ¿verdad?

Hermosa isla- Amado nombre

Hermosa isla- Tu amado nombre
llega a mis oídos como la más suave música.
Amo ese mar, y alguna vez
he fondeado en las islas del Paraíso.

De «Poems» (1888)

The No.1 Ladies’ Detective Agency, by Alexander McCall Smith

I recommend that you have a look at The No. 1 Ladies’ Detective Agency. This book is the first in a series of books that describe the exploits of Precious Ramotswe, a rather traditional middle-aged woman from Botswana, who follows her dreams and sets up the first and only detective agency in Botswana. Mma Ramotswe is a likeable and down-to-earth heroine, whose courage and psychology one can’t help but admire.  

The author obviously knows and loves Botswana and its culture and this comes through in his descriptions of the landscape and the people. The story deals with serious issues, yet it is full of humour, and leaves you with a feeling that all is right in the world. 
Rachel Owens, English language teacher.

Mma Ramotswe had a detective agency in Africa, at the foot of Kgale Hill. These were its assets: a tiny white van, two desks, two chairs, a telephone, and an old typewriter. Then there was a teapot, in wich Mma Ramotswe -the only lady private detective in Botswana- brewed redbush tea. And three mugs -one for herself, one for her secretary and one for the client. What else does a detective agency really need? Detective agencies rely on human intuition and intelligence, both of wich Mma Ramotswe had in abundance. No inventory woul ever include those, of course.

¿Les suena este comienzo de novela? ¿A algo africano? ¿A algo que vieron en el cine, y que sonaba así: «Yo tenía una granja en África, al pie de las colinas de Ngong»? ¿O mejor en su versión original «I had a farm in Africa at the foot of the Ngong Hills…»? Bien, el comienzo de Out of Africa, o de la película Memorias de África, está presente en este libro, escrito por un escocés, profesor de Derecho, cuya protagonista es una «Miss Marple» africana, y que forma parte de una colección que va ya por el 9º volumen, y sobre el que se prepara una serie de televisión para el próximo mes de febrero de 2009. 
Se trata sin duda de una obra de un humor sutil («Forget the library: the body is in the mud hut» dijo la crítica), una historia atractiva y un lenguaje directo («One of the best, most charming, honest, hilarious and life-affirming books to appear in years»). Más información…
Traemos este libro a 365diasdelibros como parte de la promoción que estamos haciendo en estos días en la Biblioteca de las oportunidades que ofrece el Aula de Idiomas, con actividades destinadas al autoaprendizaje, la conversación, encuentros con profesores, uso de materiales multimedia, asistencia a talleres y seminarios, o preparación para exámenes. ¡Empieza bien el segundo cuatrimestre!