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Comencé a leer «La piel fría»

Comencé a leer La piel fría sin ninguna referencia previa, ni argumental ni de género, y creo que eso añadió una dosis de sorpresa a una lectura ya de por sí sorprendente. Para no predisponeros en ningún sentido, diré tan solo que la novela trata de un irlandés destinado a una isla desierta que se halla alejada de toda ruta comercial, con el objetivo de realizar labores meteorológicas. Las bases argumentales que maneja el autor no pueden ser más sencillas, un par de protagonistas, una isla desierta y un enemigo del que defenderse. Sin embargo, eso no impide que se aborden temas como la soledad, el amor, la guerra, el sentimiento de patria, la amistad, lo que nos define como seres humanos y lo que nos aleja de los monstruos.

Cuando uno lee La piel fría, tiene la sensación de estar leyendo un clásico, de estar leyendo una obra que va más allá de su tiempo, porque se tratan temas que siempre han preocupado y preocuparán, lo que somos y lo que nos define como personas.

La novela flirtea además con el género de terror y también con el de aventuras, una mezcla que consigue atraparte desde la primera página.

¿Quería quedarme en un mundo dirigido por espirales de violencia que perpetuaban la infelicidad de todos los hombres? […] Opté por escaparme a un mundo sin hombres”.

Nunca hubiera pensado que el infierno podría ser algo tan simple como un reloj sin agujas.

Empezaba a pensar que la grandeza del amor que sentimos por alguien se nos puede revelar por la magnitud del odio que dirigimos hacia un ternero

He leído críticas que la tachan de obra maestra, e incluso de la mejor obra de ciencia ficción española. No os dejéis intimidar, es cierto que ocurren cosas que no pueden ocurrir, pero obviando este hecho, todo lo demás es humano, y por tanto real y cercano a nuestros tiempos.

De algún modo, intuía los peligros de aquella actividad, en apariencia inocua. Jugábamos, nada más, pero jugábamos. Y el juego, por inocente que sea, pone al descubierto igualdades y afinidades, porque cuando jugamos con alguien no existen las fronteras, ni las jerarquías, ni las biografías, el juego es un espacio de todos y para todos

Como curiosidad, la isla en la que transcurre la novela, está inspirada en una “isla fantasma” llamada isla Thompson, supuestamente localizada entre Sudáfrica y la Antártida, y de la que se cree que, de existir, habría desaparecido por una erupción volcánica. Gracias a Wikipedia he averiguado algunas cosas que ya sospechaba que no podían ser mera casualidad. Como no deseo desvelaros más de lo necesario, os dejo el enlace de la Wikipedia para que lo descubráis vosotros mismos (si es que lo deseáis).

https://es.wikipedia.org/wiki/La_piel_fr%C3%ADa

Solo tengo una pega, el final; aunque redondo, no es el que me hubiera gustado, pero tengo que reconocer que es el que tenía que ser.

Os adelanto que la versión cinematográfica se estrenará el próximo 20.

(Soledad Herrera)

Semana de la Ciencia

Del 7 al 20 de noviembre la Comunidad de Madrid celebra la Semana de la Ciencia con numerosas actividades destinadas a acercar la ciencia a los ciudadanos. Este año está dedicado a la Química: soluciones para un mundo sostenible, coincidiendo con el Año Internacional de la Química impulsado por las Naciones Unidas.
Nuestra Universidad ha organizado un calendario de actividades bajo el lema «Descubre la química de la ciencia y la tecnología»  donde se enlazan las áreas de interés de nuestros alumnos y profesores con las propuestas científicas: hay seminarios, cursos, talleres, jornadas de puertas abiertas, y un interesante café científico. 
Por nuestra parte y desde la Biblioteca del Campus de Colmenarejo apoyamos en primer lugar esta Semana (que son dos) como sabemos, que es sacando al publico una exposición de libros y películas de tema científico. Pero no de química, que química no tenemos. De lo que tenemos mucho es de divulgación científica, historia de la ciencia… y de ciencia-ficción, en nuestras colecciones de literatura.
De modo que se pueden encontrar obras sobre el Big Bang junto a Asimov, los vídeos de «Cosmos» de Sagan frente al de «Blade Runner», la historia del pensamiento científico de Goethe junto con otro libro del que es autor Brian May (sí, el guitarra de Queen, que es además astrofísico).

Pero como son dos semanas, y no una, hemos preparado dos cosas. Además de la exposición, tendremos mañana viernes 11 de noviembre una interesante actividad de la que informaremos… mañana.

Permanezcan atentos a sus pantallas.

El otro mundo, de Cyrano de Bergerac

Hoy 20 de julio de 2009 hace 40 años que pisó por primera ver el hombre la luna: el 21 de julio de 1969 el comandante de la nave Apolo XI, Neil Armstrong, pisó el intacto polvo lunar. ¿Por primera vez de verdad?
Cyrano de Bergerac, el espadachín humanista, el soldado tabernario, el escritor más conocido en los garitos de juego del París del XVII, que se batió en cien duelos, que estudió las doctrinas de Epicuro, poeta burlesco e impío, libertino, librepensador e incrédulo, soldado contrario a las guerras, amigo de Gabriel Naudé, bibliotecario de Mazarino y padre de la biblioteconomía moderna y que, finalmente, murió joven, a los 36 años; Cyrano, decía, afirmaba haber pisado la luna (antes que Neil Armstrong).

Primer intento:
Me até todo alrededor gran cantidad de frascos llenos de rocío, y el calor del sol, que los atraía, me levantó tan alto que al cabo me encontré por encima de las nubes más altas. Pero como esta atracción me hiciera subir demasiado deprisa y, en lugar de acercarme a la luna, como yo quería, me pareciera más lejana que al partir, fui rompiendo alguno de los frascos hasta que sentí que mi peso superaba la atracción y descendía hacia la tierra.

Segundo intento:
Con una máquina que construí y que imaginaba capaz de elevarme tanto como deseara, me lancé al aire desde la cumbre de un peñasco. Pero, por no haber tomado bien mis medidas, caí bruscamente de cabeza en el valle.

Tercer intento:
Me di cuenta entonces de que, encontrándome la luna en menguante y acostumbrada durante ese cuarto a chupar el tuétano a los animales, sorbía aquél con que me había untado con tanta más fuerza cuanto que su globo se hallaba más cerca de mí, y sin que el obstáculo de las nubes debilitara su vigor.

Y cuenta Cyrano cómo cayó sin dolor no en la superficie de la luna, sino en las ramas del mismísimo Árbol del Bien y del Mal, y encontró en la luna ríos y avenidas y bosques, y jardines de flores, y en el jardín se cruzó con el profeta Elías, el demonio de Sócrates y selenitas invisibles.

Son fantásticos (en el doble sentido de la palabra) dos fragmentos de este libro: su apología del repollo y su descripción anticipatoria de magnetófono portátil. Encuéntralos.


Las ilustraciones de Grandville que suelen adornar las ediciones del Viaje a la luna de Cyrano se pueden apreciar en esta magnífica reproducción facsimilar debida a Gallica, el portal de la Biblioteca Nacional de Francia.