Muy pocos no conocen A dos metros bajo tierra o Six Feet Under, la serie creada por Allan Ball que se emitió en la HBO entre 2001 y 2005. De aquella época, la de Los Soprano o The Wire, nos han quedado algunas de las mejores series de la historia de la televisión. Y es que con el cambio de milenio comenzó muy marginalmente lo que hoy es una auténtica locura por la ficción televisiva. Sólo tenéis que echarle un vistazo al Time Lime de vuestro Twitter, ¿quién no se autoproclama seriéfilo/a?
Por eso, entre tanto lío actual echar la vista atrás a veces es lo más sensato. Sobre todo para aquellos que aún la tenéis pendiente. La serie de Allan Ball cuenta con cinco temporadas, (para algunos “lo que una serie tiene que durar”), en las que seguimos la vida de la familia Fisher. Y de todos los que están a su alrededor. Nate, David, Ruth, Claire, Brenda, Keith, Rico… son cada uno de estos personajes lo que ha convertido esta serie en uno de los principales referentes del drama por sus multitud de capas, sus historias personales y el peso compartido en el conjunto de la historia.
A dos metros bajo tierra es una reflexión sobre la muerte (y el negocio que hay alrededor) a propósito de la funeraria familiar de los Fisher. Pero habla también de la familia. La cohesión, las mentiras, las diferencias irreconciliables y todas las características infinitas y propias, como la de cada uno, y a su vez la de todos, la de la institución más importante de nuestra sociedad.
Melani Pardo Román (alumna de la UC3M)