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Centenario del nacimiento de Albert Camus

camus_retratoUn 7 de noviembre de 1913 nacía en Argelia el gran escritor francés Albert Camus. Nacido en el seno de una humilde familia de emigrantes franceses comenzó a escribir a temprana edad, primero en un diario argelino y posteriormente en París como secretario de redacción en el diario París-Soir.
Empezó a ser conocido en 1942 por la publicación de su novela “El extranjero”. Tiene sobre él influencia el existencialismo, se materializa en una visión del destino humano como “absurdo” que es incapaz de participar en las pasiones y que vive con indiferencia. En 1957 es galardonado con el Premio Nobel de Literatura. Fallece en 1960 en un accidente de coche.

Con motivo del centenario de su nacimiento desde la Biblioteca del Campus de Colmenarejo dedicamos esta entrada al autor, con el comentario de su obra más significativa a cargo de nuestra compañera Rosa Jiménez Villarín .

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Toledo: Un paseo por el laberinto


Tenemos una nueva exposición de la que disfrutar en la Biblioteca del Campus de Colmenarejo: «Toledo: Un paseo por el laberinto«

Desde el 6 de mayo y hasta el 7 de junio podreís ver una serie de fotografías y acuarelas de Fernando Madariaga, Carlos Roca y Antonio Roca, autores del libro del mismo título publicado en 2012 por Ediciones Alamanda y en el que a través de sus obras nos llevan por los entresijos de esta ciudad considerada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1986.

Toledo, capital de la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha, se levanta sobre una colina en la margen derecha del río Tajo. Numerosas culturas la han habitado desde los remotos tiempos de su fundación. Ya en 193 a. de C. los romanos la conquistaron, dándole el nombre de Toletum. También alanos y visigodos la habitaron y fueron dotándola de gran importancia en su época, sobre todo al convertirse, con Leovigildo, en reino hispanogodo.

En 711 cae bajo dominio musulmán formando parte, bajo la denominación de Tulaytula, del Califato de Córdoba hasta su desintegración, convirtiéndose en un reino de taifa.

Alfonso VI, en 1085, entra en Toledo tras la capitulación del rey de taifa en ese momento. Concede fueros a las minorías mozárabe, musulmana y judía y lleva a la ciudad a un destacado florecimiento de la cultura y las artes que culmina con la creación de la Escuela de Traductores, de gran importancia durante los siglos XII y XIII.

Diversos avatares hacen que la ciudad pase por diferentes manos durante períodos más o menos largos, de mayor o menor esplendor: durante unos años pasa a formar parte del reino de León, participa junto a Pedro I en sus luchas sucesorias, conviven en ella las culturas cristiana, musulmana y judía… hasta la culminación, en 1492, con la expulsión de los judíos por parte de los Reyes Católicos quienes a pesar de este hecho la engrandecieron.

Tuvo Toledo gran importancia en el movimiento comunero, contra Carlos I, hasta su rendición en 1522. Este monarca la convirtió en una de las capitales del reino, pero la decisión de su hijo, Felipe II, de trasladar la corte a Madrid en 1561 supuso un período de decadencia social y política.

La Guerra Civil Española tuvo en Toledo uno de sus episodios más conocidos y de mayor resonancia mundial, el asedio del Alcazar por parte delas tropas republicanas al haberse refugiado en él un grupo de sublevados encabezados por el coronel Moscardó. Ello supuso la prácticamente total destrucción del edificio que posteriormente fue reconstruido y en la actualidad es sede distintas instituciones entre las que destaca la Biblioteca de Castilla-La Mancha desde 1998.

Tan dilatada historia ha dejado sobre la ciudad un sinfín de restos que llegan hasta nuestros días en forma de edificios históricos y un desarrollo urbano que conforman el laberinto al que aludo el título del libro y la exposición. Según los autores:

“Toledo es la ciudad española que, a pesar del paso del tiempo, mejor ha mantenido la huella islámica en la traza de su casco histórico. Y sobre este trazado, baños romanos, pilastras visigodas,…cúpulas califales,…ábsides y torres mudéjares, sinagogas,… muralla,…”

Aprovechando la exposición hemos sacado una serie de libros y guías de Toledo para complementarla y para que os sirvan de ayuda en una más que recomendable inmersión en el laberinto.

Antonio Fernández Luque

Día del libro: de tableta en tableta


Hoy 23 de abril, celebramos el Día Internacional del Libro. Tal día como hoy en 1616, murieron los grandes autores de libros Miguel de Cervantes, William Shakespeare y Garcilaso de la Vega.
Desde la Biblioteca del Campus de Colmenarejo queremos hoy aproximarnos al libro desde el punto de vista de la evolución de su soporte escriptóreo, es decir, partiendo de las tablillas de arcilla de la Antigua Sumeria, pasando por el papiro y pergamino, llegando al papel y terminando en las nuevas tecnologías como las tabletas electrónicas.
 Las tablillas de Asiria y Babilonia eran de arcilla y se escribían con un estilete de metal, marfil o madera cuando estaban húmedas y blandas. Las más pequeñas medían unos 2 o 3 centímetros y las más grandes unos 30 centímetros. Las más antiguas encontradas son de finales del milenio IV a.C.  y las más célebres el Código Hammurabi que se basa en la aplicación de la Ley del Talión, es decir, el “ojo por ojo, diente por diente”.
El papiro fue el material más usado en el Antiguo Egipto, aunque también en Grecia y Roma. Se cogía el tallo de la planta del papiro, se cortaba en final tiras y se encolaban superponiéndolas, primero en paralelo y luego en perpendicular; se secaban y se pulían, ya estaban listas para utilizar. Los ejemplos son muchos, pero cabe destacar los papiros recientemente descubiertos en un puerto de la costa del Mar Rojo con una antigüedad de 4500 años.
El pergamino es una piel de vaca, cabra, oveja o ternera que una vez limpia y preparada estaba lista para escribir. Aunque al principio se enrollaba como el papiro, ya a finales del siglo I d.C. se utiliza con la forma de libro, hojas rectangulares o cuadradas, encuadernadas y con una tapa como cubierta. Se hallan especialmente en los monasterios cristianos y datan del siglo I al XV. Tirando para casa, escogemos Las cantigas de Alfonso X y los Beatos de Liébana, con maravillosas miniaturas mozárabes y románicas.

 

Y por fin, el papel, el material al que hasta el momento estábamos más acostumbrados. Primero, el libro xilográfico que se imprimía con un bloque de madera. Y luego el libro tipográfico, con una imprenta de tipos. Ya es en este formato cuando se empieza a popularizar el uso del libro en todas las capas sociales, sin estar limitado sólo a las altas o monasterios. 

Tras más de cinco siglos siendo protagonista de nuestras vidas lectoras, es comenzado el siglo XXI cuando el papel ve amenazada su hegemonía por el libro electrónico, que es la versión electrónica o digital de un libro. El soporte del libro electrónico es muy variado: el e-book, la pantalla de un ordenador, un smartphone y cómo no, de nuevo las tabletas, pero no de arcilla, sino digitales. Así podemos resumir la historia del soporte de los libros en “De tableta en tableta..” y hoy siendo 23 de abril diremos “…y leo porque me toca”.

Elena Aragón Palancar