Herederos, por María González Cuevas y Tamara Jurado Urdiales, alumnas de 4º curso de Periodismo y Comunicación Audiovisual UC3M

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«Herederos» es la historia de una familia cuya máxima es «el fin justifica los medios» para que «no la separe ni Dios«. Protagonizada por Concha Velasco en el papel de Carmen Orozco, la matriarca del clan, esta serie de ficción, semanal, de prime time que emitió TVE entre 2007 y 2009 toma como punto de partida las relaciones entre todos los miembros de la familia Orozco. Traiciones, infidelidades, oscuros secretos y amores imposibles condicionan la vida de esta estirpe adinerada, que posee un conglomerado de empresas entre las que destacan la producción de aceite o la ganadería, pero que sin duda son reconocidos por su incursión en el mundo taurino con el que se relacionan directamente los hombres del clan que, como no podía ser de otra manera, son toreros. prime time que emitió TVE entre 2007 y 2009 toma como punto de partida las relaciones entre todos los miembros de la familia Orozco. Traiciones, infidelidades, oscuros secretos y amores imposibles condicionan la vida de esta estirpe adinerada, que posee un conglomerado de empresas entre las que destacan la producción de aceite o la ganadería, pero que sin duda son reconocidos por su incursión en el mundo taurino con el que se relacionan directamente los hombres del clan que, como no podía ser de otra manera, son toreros.Y es que lo que ocurre en la mansión de los Orozco esconde cierta similitud con otros conocidos linajes españoles dedicados a este arte. Los problemas familiares que conlleva su dedicación, los trapos sucios aireados por la prensa del corazón, la compraventa del silencio… Historias reconocidas por el espectador español que puede observar en la serie todo un reflejo sobre qué ocurre cuando se apagan los focos de los platós de televisión y estos personajes aparentemente perfectos, poderosos e indestructibles vuelven a su casa.»Herederos» mezcla los conflictos universales de las conocidas telenovelas de sobremesa, además de temas más comprometidos como la homosexualidad en el mundo del toro, con la creación de unas tramas con unos rasgos identitarios muy marcados y dirigidos específicamente al espectador español. Un rasgo típico de las soap operas anglosajonas, cuyo argumento está tan localizado que no se concibe su exportación. También de éste subgénero del melodrama toma muchas de sus características, puesto que la serie tiene una estructura ilimitada o con final abierto así como constantes variaciones en el argumento que implican una frecuente salida y entrada de nuevos personajes. Pero a pesar de todo esto, su estructura de serie semanal provoca que no pueda ser considerada como una soap opera pura.»Yo creo que Carmen Orozco es muy Bernarda Alba y esta serie podría ser muy de García Lorca».

Pese a que se tiende a comparar «Herederos» con series americanas como «Falcon Crest» o «Dallas» por la similitud temática de los conflictos que en ellas tienen lugar, Concha Velasco afirmaba que la serie le recordaba más a una trama de Lorca tanto por localizaciones típicamente españolas como por el peso de los papeles femeninos en la historia que cuenta. Sin embargo, la introducción del mundo masculino a través de las tramas relacionadas con la tauromaquia provoca que su argumento pueda ser seguido también por hombres pese a que en la mayoría de soap operas su público es eminentemente femenino.

Su éxito, la serie fue seguida por una media de 2.628.000 espectadores, radica, en primer término, en los sentimientos que desata en el público, al que convierte en juez moral de los comportamientos de los personajes. Además, a este torbellino de sentimiento se le une una gran calidad en los decorados que adquieren un gran peso narrativo en esta historia concebida con tratamiento cinematográfico y realizada en Alta Definición (HD).

En definitiva, una adaptación de los rasgos más significativos de los subgéneros del melodrama hecha con calidad y con el objetivo de representar la particularidad de la identidad española a través de un tema tan polémico como el del toreo.

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