Animales sin collar: La casa de muñecas de Jota Linares

Jota Linares fue uno de los invitados estrella de la pasada Semana del Cine de la Universidad Carlos III, en donde participó en una charla sobre ‘Cine y Cultura Pop’ junto a la periodista Marina Such y al escritor Juan Sanguino. Allí, aprovechó para presentar su nuevo proyecto, ¿A quién te llevarías a una isla desierta?, un filme que acaba de estrenar con gran éxito en Netflix y que cuenta con la participación de algunos de los mejores actores de la generación nacida en los 90: Pol Monen, Jaime Lorente, Andrea Ros y María Pedraza.

Sin embargo, el primer trabajo de Linares fue Animales sin collar, una película estrenada solo un año antes que bebe directamente de la obra de teatro de Henrik Ibsen Casa de muñecas y que ya está disponible en la Biblioteca. La trama gira en torno a Nora, la mujer de un político andaluz que acaba de ganar las elecciones y que se prepara para dar una fiesta. El problema es que Nora guarda un secreto, que se le aparecerá bajo la figura de Víctor, un alto cargo cuya familia ha caído en desgracia por la corrupción y que hará lo posible por mantenerse en su cargo. A esto se le sumará la reaparición de Virginia y Félix, antiguos amigos de la pareja de una época que prefieren olvidar.

Interpretada con elegancia por Natalia de Molina, probablemente la gran promesa del cine español que va en camino de convertirse en superestrella con trabajos como Vivir es fácil con los ojos cerrados (David Trueba, 2013), Techo y comida (Juan Miguel del Castillo, 2015) y Quién te cantará (Carlos Vermut, 2018); Nora se nos presenta como el personaje protagonista de la película, una mujer resignada a ser la ‘esposa de’. Y lo hace con devoción, por amor a su marido –interpretado por un Daniel Grao en uno de sus mejores papeles-, sabiendo que todo lo que ha hecho, incluso sus mentiras, han sido para protegerle a él.

A lo largo de la historia, han sido muchas las mujeres que han interpretado a Nora desde que Ibsen escribiera este icónico personaje teatral (Aitana Sánchez-Gijón, Julieta Serrano, Silvia Marsó, Amparo Baró o Amparo Larrañaga son algunas de las actrices que lo han hecho en nuestro país), pero la de Molina es tal vez una de las más alejadas al texto del dramaturgo. Quizás, llevar la trama a la Sevilla actual y no a la Noruega de finales del siglo XIX hace que la personalidad de la protagonista cambie en su contexto, pero no en su esencia. Y no cambia porque Nora sigue siendo la segunda, sigue estando detrás de su marido, sigue siendo señalada por poner por delante la vida de su esposo antes que el orgullo de la familia. No ha cambiado porque el patriarcado tampoco lo ha hecho. Por ello, no es casual que Casa de muñecas sea calificada por muchos teóricos como “la primera verdadera obra teatral feminista”, especialmente por sus críticas a la institución del matrimonio.

El joven director Jota Linares trata de adaptar así el texto original de Ibsen a una puesta en escena de lo más peculiar. Y aunque se trata simplemente de una inspiración, es inevitable entrar en comparaciones, ya que el conflicto central es prácticamente el mismo. Así, Linares construye una propuesta muy personal, con personajes algo rígidos, que echa de menos la profundidad psicológica que merecen los personajes de Ibsen. De hecho, quizás el máximo momento de la trama, el conocido monólogo final de Nora, en la película se queda algo descafeinado, sin la intensidad para la que el público se lleva preparando a lo largo de la película. Aun así, es toda una oportunidad de ver la peculiar adaptación de uno de los grandes clásicos del teatro por un director que promete grandes cosas.

Iñaki Parra Lázaro. Alumno UC3M

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