Piratas del Caribe: la venganza de Salazar

Muy buenas, hoy vengo con otro post con la intención de hablar y comentar acerca de la última película de Disney: Piratas del Caribe – la venganza de Salazar, último intento de la factoría del ratón para reflotar una saga que lleva dando tumbos desde el estreno de en el fin del mundo, ya que en mareas misteriosas es la prueba viviente de que la saga pirata ha tocado fondo (y no me extraña, mira que encargar esa película a un Rob Marshall que solo sabe dirigir musicales). Spoiler: no lo consiguen, fracasan estrepitosamente.

Antes que nada, os pongo en situación: la venganza de Salazar nos cuenta las andadas de un joven Henry Turner (Brenton Thwaites que hace lo imposible para poder romper la maldición que pesa sobre su padre, Will (Orlando Bloom), y sobre el Holandés Errante, por lo que acaba en busca del Tridente de Poseidón. No sin antes cruzarse con el alma en pena de Salazar (Javier Bardem), el cual busca vengarse de Jack Sparrow (Johnny Depp), el cual también acaba emprendiendo la búsqueda de dicho tridente para así librarse del pirata español.

Así puedo resumiros la película y que tenga un mínimo de sentido, porque la historia en sí que nos quiere vender la película, es tan absurda y con más agujeros de guion que un queso gruyere. Por no decir que se puede notar a la legua la pereza con la que escribieron los guionistas, y eso que han tenido años para poder pulir la historia y adecentarla, respetando así las tramas de películas anteriores. Os resumiré unos cuantos agujeros de guion: el Henry Turner que vemos al comienzo, es incluso más pequeño que el que vemos en la tercera secuela, cuando está extraviado y lo único que quiere es invocar al Holandés para contactar con su padre (de Keira Knightley, ni rastro, mira sí que sería mala madre Elizabeth Swann como para perder de vista a su retoño). Después tenemos a Carina Smyth (Kaya Scodelario), personaje que aparece de la nada para luego al final de la película, servir como plot twist el hecho de que sea hija del Capitán Barbossa (Geoffrey Rush), cuando esta tiene unos 25 años, han pasado 19 de la tercera película y, posiblemente, 20 de la primera, por lo que Barbossa estuvo maldito 10 años antes de la maldición de la Perla Negra. Buen intento Disney, pero no cuela. Y ya para rematar, tenemos la escena post-créditos que tira por la borda todo lo que llevamos viendo a lo largo de la película con [SPOILER] el regreso de Davy Jones (Bill Nighy), cosa que tiene menos sentido todavía cuando damos por hecho que murió en la tercera película [FIN SPOILER].

Si a eso añadimos los infructuosos resultados de los directores de insuflar un mayor ritmo y épica a la película con sus secuencias de acción, que no son pocas, y su posterior caída en lo gratuito. Ni siquiera un Javier Bardem esforzándose al máximo por traernos un villano memorable consigue salvar a la película de la quema. El (quizás) único punto destacable que le podemos encontrar es que si buscas desconectar después de un día de trabajo, y no buscas otra cosa, entonces pasas un buen rato. Pero nada más, por lo demás, es una película perezosa, con Johnny Depp haciendo de Johnny Depp, más protagonistas sosos como Brenton Thwaites, y con giros de guion muy cogidos por los pelos (como ya os conté antes).

Conclusión: un suspenso. Y ahora solo queda rezar para que sea la última, porque ahora pensar en una hipotética Piratas del Caribe 6 da tanta pereza…

Si queréis ver más películas de la saga, podéis venir a la Biblioteca.

Roberto Martín Ojeda, alumno de la UC3M

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