House of Cards

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Si hace tres años te hubiesen preguntado si estarías dispuesto a pagar por ver una serie online probablemente te habrías reído. Pues bien, hoy 53 millones de personas en todo el mundo pagan por ver los contenidos de Netflix. Una especie de videoclub por correo que se reinventó hace un par de años y ahora ofrece contenido multimedia bajo demanda por Internet y en streaming. Y cobrando. ¿Cómo? Pues creando además contenido original (y de mucha calidad) como House of Cards.

De la mano de David Fincher y Kevin Spacey, House of Cards es un thriller político que cuenta la historia del congresista Frank Underwood. Y ya de paso es un retrato del engranaje político estadounidense que  muestra salvajemente a qué niveles llega el ser humano a corromperse por el poder, la avaricia y la corrupción. Es una buena excusa para intuir los entresijos de la clase política en Washington. Además, está basada en una miniserie (muy recomendable) que la BBC emitió en 1990 y que a su vez se fija en una novela de Michael Dobbs, ambas con el mismo título.

Esta versión americana se ha convertido en una habitual en las quinielas de los principales premios desde su primera temporada.  Entre otros galardones, destaca el Emmy de David Fincher por el capítulo piloto de la primera temporada y el de Robin Wright por su excelente papel como mujer de Underwood. Destaca también la actuación de Kate Mara, que interpreta a una periodista que se acerca al personaje de Kevin Spacey para conseguir la exclusiva de su vida.

House of Cards es gélida y distante. Una distancia que Frank Underwood rompe cuando se le antoja hablando directamente al espectador y rompiendo la cómoda cuarta pared. El odiado protagonista busca una y otra vez la complicidad en un espectador que a medida que pasan los capítulos se siente más culpable por compartir sus terribles deseos y ambiciones. Para los idealistas seguidores de El Ala Oeste de la Casa Blanca será duro de llevar. Para los amantes del thriller político será una delicia, porque House of Cards es una de las series más adictivas de los últimos años. Además Frank Underwood está en la línea del protagonista amado y odiado a la vez que tan de moda han puesto grandes producciones como Breaking Bad o Mad Men.

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La tercera temporada de House of Cards no se estrena en Estados Unidos hasta febrero de 2015. Y lo hará de la misma manera que en las dos temporadas anteriores: el servicio streaming de Netflix (¡en 4k!) y la temporada completa de golpe.

House of Cards fue la prueba de fuego para un nuevo modelo de televisión. Muchas pantallas y poco tiempo. Esa es la clave que los directivos de las grandes cadenas y productoras tienen en cuenta ahora a la hora de crear una serie de televisión. Muchas pantallas porque no vemos las series sentados en el sofá frente al televisor sino en el metro o en el autobús y en nuestra Tablet y Iphone. Y poco tiempo porque nadie, sobre todo los más jóvenes, quiere esperar ni una semana para ver un capítulo de su serie favorita y además quieren verlo en el momento que tengan libre.

Por eso, iniciativas globales como las de Netflix parece una opción fiable para combatir la piratería, que ni crea contenido ni ofrece calidad. Después de House of Cards vino el enésimo resurgir de Arrested Development y otra de las protagonistas del último año,  Orange is the new black, demostrando así que siempre hay fórmulas viables para los productos de calidad.

Melani Pardo Román (alumna de la UC3M)

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