Día del Libro

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Sé que los que andáis por aquí sois más de películas que de libros. Pero como es 23 de abril, día del libro, os voy a demostrar que los libros también pueden ser verdaderos protagonistas.

¿Cómo se las hubieran arreglado Brad Pitt y Morgan Freeman en Se7en para averiguar la estrategia del asesino si no hubieran tenido a mano un ejemplar de la Divina Comedia de Dante? A.K. Walker se tendría que haber olvidado de la nominación BAFTA al mejor guión original, Kevin Spacey habría sido sólo otro psicópata más, sin premios de la National Board of Review ni del Círculo de Críticos de Nueva York.

¿Cómo se habrían entretenido los monjes de aquella abadía benedictina sin misteriosos libros que guardar con recelo, permitiendo a Sean Connery resolver los extraños sucesos? Sin mencionar que en este caso es precisamente la sed de conocimiento (que Umberto Eco denomina en el libro en el que se basa la película como “lujuria del intelecto”) la que origina los más trágicos acontecimientos vistos en tan tranquilo y santo lugar.

Y no sólo sirven para resolver asesinatos. John Cusack se pasa media Serendipity buscando un libro de segunda mano para encontrar a la chica de sus sueños. Noah va más allá y escribe su historia de amor para traerla de vuelta cada día…

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Los libros son protagonistas. Como dijo Truffaut mientras grababa Fahrenheit 451: “me he dado cuenta de que es imposible dejar caer los libros fuera de cuadro en esta película. Debo acompañar su caída hasta el suelo. Los libros son aquí personajes, y cortar su trayecto equivale a dejar fuera de cuadro la cabeza de un actor.”

Por Patricia Blanco, alumna de la UC3M

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