Menos mal que nos queda Portugal

No soy muy aficionada al festival de Eurovisión, pero confieso que este año, gracias a la canción de Portugal, es posible que lo vea o al menos preste más atención al resultado. Nuestros vecinos han decidido ir en contra de lo que suele triunfar en el festival y han escogido una balada romántica de Luisa Sobral, cantada por su hermano Salvador que se ha ido colando entre las favoritas para llevarse el primer premio.

Aunque al final no resulte vencedora, al menos ha conseguido que en España, de espaldas casi siempre a lo que se cuece de ese lado de la frontera se haya escuchado la canción mucho antes de la celebración del festival. La verdad es que sabemos muy poco de ellos y de su música. No lo voy a poder paliar con este post pero sí intentaré dar algunas pinceladas empezando por los clásicos.

Y en esta categoría de clásico sin duda merece estar  José Afonso, del que seguramente conoceréis su Grândola, la canción que sirvió como señal para el inicio de la Revolución de los claveles. A mí es una canción que siempre me ha resultado emocionante y me encantaría cantarla junto a muchas personas como si de un himno se tratara. Pero José Afonso es mucho más que esa canción, y lo podéis comprobar con esta preciosa nana, Canção de embalar :

Durante muchos años para nosotros la música portuguesa fue Madredeus, que escapaba a lo que asociábamos a la música de ese país, al fado de Amália Rodrigues o como mucho al propio José Afonso. La cuidada instrumentación de sus canciones y la voz de Teresa Salgueiro contribuyeron a su éxito en nuestro país. Aquí os dejo una versión que hicieron de una canción precisamente de Afonso, Maio maduro maio:

Antes de recalar en Madredeus y de iniciar su carrera en solitario, Rodrigo Leão formaba parte de un grupo llamado Sétima Legião, con un sonido igualmente muy característico y que podéis escuchar aquí interpretando su versión de Cantigas do maio también del compositor de Grândola.

Posiblemente os suene el nombre de Dulce Pontes, que empezó la renovación del fado y consiguió también una gran proyección internacional, ayudada quizá por su participación en la banda sonora (firmada por Ennio Morricone) de la adaptación de Sostiene Pereira a la pantalla. Sin embargo, a mí me sigue interesando más uno de sus primeros discos, Lágrimas, al que corresponde esta Canção do mar:

Tenemos también a  Mariza, nacida en Mozambique y que muestra sus raíces africanas en esta canción, Beijo de saudade, una morna de Cabo Verde cantada  junto a Tito París

A Mísia  se la considera otra de las renovadoras del fado, aunque a veces  hay fados tradicionales tan maravillosos como este Triste sina, que no sé muy bien si necesitan renovación, porque pese a la belleza de la versión de Mísia, sigo prefiriendo la de Amália Rodrigues.

Me puede mi tendencia a lo clásico, pero que conste que últimamente he descubierto a cantantes como Carminho, Ana Moura o Antonio Zambujo que me gustan mucho y de los que os dejo unas muestras en forma de vídeos, el de Carminho cantando con la cantante brasileña Marisa Monte, el de Ana Moura  cantando Desfado y el de Antonio Zambujo cantando el clásico Amor de mel, amor de fel.

Con estos ejemplos espero haberos transmitido parte de mi amor por Portugal y por su música. A ver si les damos razones para que dejen de pensar en ese tópico que podéis escuchar al final de esta canción, Xico, de Luisa Sobral: «de Espanha nem bom vento nem bom casamento».

Marian Ramos


Imagen: Fountain… portuguese tiles By Mary Anne Melo CC BY 2.0 via Flickr

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