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Primavera de canciones y guerrilla: Tengo miedo torero, de Pedro Lemebel

Marchas estudiantiles, paros nacionales, cortes de suministro eléctrico, caceroladas, barricadas y protestas en las calles de Santiago de Chile marcaron la época en la que se desarrolla la novela del artista y escritor chileno Pedro Lemebel, Tengo miedo torero, publicada por primera vez en 2001 y reeditada en 2021 por la editorial Las Afueras. Este título y la colección de relatos Incontables (1986) forman la parte narrativa de su obra literaria, que dedicó sobre todo a la crónica. Tengo miedo torero apareció en las listas de libros más vendidos en Chile y la obra de este autor, galardonado con el Premio Iberoamericano de Letras “José Donoso”, ha sido tratada en numerosos artículos, reseñas, ensayos y trabajos académicos. Recordemos su novela, que une un amor de ficción y la recreación de hechos reales sucedidos en Chile en 1986.

Panfleto del período de la dictadura militar (1973-1988)

Aquel fue también el año en el que la organización guerrillera Frente Patriótico Manuel Rodríguez organizó un atentado fallido contra el dictador Augusto Pinochet. La historia comienza en la primavera de aquel año, con el encuentro casual en Santiago de los dos protagonistas: un homosexual conocido como la Loca del Frente y un estudiante universitario que se presenta con el nombre de Carlos. El chico le pide como favor a la Loca que le guarde algunas cajas con libros prohibidos por la dictadura, y más tarde que permita a sus compañeros de universidad estudiar en el altillo de su apartamento. La Loca del Frente, enamorada rendida e incondicionalmente de él, no ve la forma de negarle ninguna de las peticiones y le abre de par en par las puertas de su casa con tal de tenerle cerca. Se trata de un estrafalario lugar, decorado con abanicos, mantillas, encajes y tules, y ambientado con música de baladas, boleros y algún pasodoble como el que da título al libro. La realidad es que Carlos forma parte del grupo que prepara el atentado, y es así como la casa y el altillo se convierten en almacén y centro de reuniones de los miembros del Frente Patriótico.

Este amor no correspondido y los acontecimientos de un tiempo decisivo en Chile van definiendo la trama, con la presencia alternativa en escena de otra pareja: Augusto Pinochet y su esposa Lucía Hiriart. El reflejo de su convivencia, la charla de la mujer y las conversaciones de ambos hacen de esta novela además una sátira política, en la que son una parte importante los monólogos interiores y las pesadillas del dictador. Una de ellas, por cierto, trae a la memoria el cuento de Julio Cortázar, Circe, donde también aparecen relacionados unos dulces —bombones en este caso— con otros elementos que difícilmente pueden imaginarse unidos.

Centrándonos en el personaje de la Loca del Frente, vemos que aparece mencionado en masculino y femenino, y caracterizado de forma inequívoca: «mariposuelo», «pájara oxigenada», «mariflor», «trululú», «rififí», «colipata», «marilaucha»,… Asume el rol de una determinada feminidad, que representa con buenas dosis de escenificación —«Es que tengo alma de actriz»—, sentido del humor y uso de un lenguaje cargado de riqueza, el mismo en el que se desarrolla toda la obra. Las circunstancias que le separan de su amado  —diferente condición sexual, distancia social, formación, edad—, y la no reciprocidad, hacen de su amor algo de mil formas imposible. La pregunta es si de verdad resulta tan insalvable el abismo, porque él también participa de alguna manera en el enredo; juguetea, le ofrece claras muestras de ternura y amistad, y actúa con un papel galante en las fantasías de la Loca. Es más, en algún momento, Carlos la contempla y admite que «Nunca una mujer le había provocado tanto cataclismo a su cabeza. Ninguna había logrado desconcentrarlo tanto, con tanta locura y liviandad. No recordaba polola alguna de las muchas que rondaron su corazón capaz de hacer ese teatro por él (…). Ninguna, se dijo, mirándolo con los ojos bajos y confundidos».

Otra cuestión es cuánto sabe la Loca de lo que ocurre en la casa. En principio parece que no quiere ser consciente del peligro al que la expone su estudiante ocultándole que las cajas contienen material para el atentado: «Carlos no podía mentirle, no podía haberla engañado con esos ojos tan dulces. Y si lo había hecho, mejor no saber, mejor hacerse la lesa, la más tonta de las locas, la más bruta, que solo sabía bordar y cantar canciones viejas». Esa imagen como mujer, haciendo que no ve, capaz del mayor sacrificio por amor, la convierte en un personaje enormemente triste y vulnerable. Sin embargo, Carlos no aparece tratado en la novela como una persona indigna que únicamente la utiliza; hay finalmente un intercambio de información entre ambos en el que la Loca revela su acuerdo implícito con las actividades que tienen lugar en el altillo: «Sería peligroso que tú manejaras más información. ¿Y por qué?, ¿no estamos metidos los dos en lo mismo? Seguro, afirmó Carlos, y a ella le encantó compartir ese los dos, ese nosotros que él reafirmaba como peligrosa complicidad».

Se ha hablado de la relación de Tengo miedo torero con otras obras como El beso de la mujer araña, de Manuel Puig, o el cuento El lobo, el bosque y el hombre nuevo, de Senel Paz. Existe también un precedente de «loca» en la literatura chilena: Manuel González Astica (Manuela), protagonista de la novela de José Donoso El lugar sin límites. En ella se muestra cómo, cuando Manuela atraviesa la puerta de su refugio —el prostíbulo donde vive— para participar en alguna juerga nocturna, se entrelazan lamentablemente las fronteras entre la fiesta y la violencia. Ojalá que este tipo de hechos permaneciera solo en la ficción.

Sobre la figura de Pedro Lemebel (Santiago de Chile, 1952-2015), su trayectoria y su legado, existen en Internet diferentes entrevistas, reportajes, documentales y grabaciones de sus crónicas en radio. Además se puede leer su emocionante Manifiesto de 1986 Hablo por mi diferencia. Esta es una entrevista de 2001 en Canal 13 de la televisión chilena:

 

V. Maldonado

Cada voto cuenta: Obama vs. McCain

No hay tiempo que perder: dentro de pocas horas se abren los colegios electorales en los Estados Unidos y comenzará la jornada electoral de la que saldrá elegido el dueño (temporal) de los destinos de muchos de nosotros y ¿qué podemos hacer desde la biblioteca? Como mínimo, ofrecer información sobre los candidatos, sus programas, sus partidos, y también sobre su país, su sistema político, su constitución y su sistema electoral. Por ello sacamos el tema aprovechando un taller organizado por las profesoras de inglés en el Aula de Idiomas que tenemos dentro de la biblioteca y en el que han usado fragmentos de los debates electorales televisados para instruir deleitando.

Como apoyo a este taller, hemos organizado una pequeña exposición con libros y revistas que nos ayuden a comprender mejor todo este proceso, particularmente los últimos números de las revistas TIME, Newsweek, The Economist, Courier International, Der Spiegel y otras, además de algunos libros sobre el sistema político estadounidense, guías de viaje, una pequeñísima antología de su literatura, y dos libros escritos por los dos grandes candidatos en liza, de los que ofrecemos hoy dos fragmentos, tomados casi al azar:

If the language, the humor, the stories of ordinary people were the stuff of wich families, communities, economies would have to be built, then I couldn’t separate that strength from the hurt and distortions that lingered inside us. And it was the implications of that fact, I realized, that had most disturbed me when I looked into her eyes.

The most important distinction to understand about confidence is that it is not a conceit. When vanity is substituted for genuine confidence, it often has disastrous consequences. Some decision makers are blindly confident in their genius or so cherish their reputation for boldness that their pride always demand the act boldly in circumstances they might not fully comprehend, or despite available information that suggests caution.

Uno de los textos corresponde a John McCain («Hard Call: the art of making great decisions») y el otro a Barack Obama («Dreams from my father: a story of race and inheritance»). ¿Cuál es cuál?