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El apicultor de Alepo, Christy Lefteri

En  las noticias nos enteramos de los viajes de los migrantes pero son números, no conocemos su historia, su periplo hasta llegar al destino, sus vicisitudes del viaje ni sus condicionamientos para efectuar la travesía. En esta novela de Christy Lefteri “El apicultor de Alepo” la historia es narrada por uno de esos migrantes, y al contarla con los detalles apreciamos y entendemos un poco más muchas situaciones.

Foto Rosa Jiménez Villarín

Es una historia contada por Nuri intercalando el momento actual con todos los recuerdos vividos en Alepo, cómo era su vida y qué situación les ha llevado al Reino Unido.

Tenían una vida apacible, sencilla y cómoda con un trabajo muy apetecible, cómo ser apicultor y se produjo un cambio muy radical, debido a las circunstancias políticas.

Fue mi primo Mustafá quien me introdujo en el mundo de la apicultura.

Me enseñó mucho sobre el comportamiento de las abejas y cómo manipular las colmenas. La especie nativa era agresiva por el calor, pero él me enseñó a entenderlas.

Mustafá pasaba en Alepo los meses de verano, cuando terminaban las clases en la universidad. Trabajábamos mucho, durante muchas horas, hasta el punto de que al final pensábamos como las propias abejas, ¡hasta comíamos como ellas! Tomábamos polen mezclado con miel para tener energía en los meses de calor.

En su recorrido se aprecia la dureza de la migración, la incertidumbre, el nerviosismo y la inquietud ante la solicitud de asilo político. A la dureza del viaje se añade un futuro incierto.

Recuerda el cambio producido en su ciudad en ruinas, destruida con escasez de alimentos, violencia y crueldad. En sus suelos la recuerda sin todos esos daños, luminosa y agradable.

En el camino encuentran muchas dificultades, dónde el desarraigo es un sentimiento fuerte lo que hace que tengan necesidad de asirse a algún objeto, por pequeño e insignificante que sea, de su anterior existencia en su país.

La situación en los campamentos de refugiados la situación es desoladora, muy precaria, desesperante, de soledad, de falta de intimidad y de tristeza. Con los otros refugiados hay pocas relaciones pues existe la desconfianza y el recelo, el compañerismo y la camaradería no es fácil conseguirlos, teniendo a veces un ambiente muy hostil.

En el caso de nuestro protagonista acaba teniendo visiones, como consecuencia del estrés postraumático de situaciones duras y muy dolorosas, tiene como un escape para sentir momentos de paz y tranquilidad recordando vivencias en su tierra y con sus seres queridos.

Además de todo lo anteriormente descrito, qué se corresponde a una situación muy complicada y desalentadora a veces aparece la esperanza, hay un soplo de aire que hacer sentir en que podrán conseguir algo mejor.

Lectura muy recomendable.

Rosa Jiménez Villarín

 

 

Distintas formas de mirar el agua, Julio Llamazares

Embalse del Porma
Embalse del Porma
Imagen: Mundo Desconocido (CC BY-NC-SA)

Dicen que el agua es símbolo de purificación, de origen, de transformación… pero también de muerte y destrucción. Y es que, como todo en esta vida, el agua tiene el significado que cada uno le quiera dar.

 

“Hay distintas formas de mirar el agua, depende de cada uno y de lo que busque”

 

Esta historia comienza con una muerte, la de Domingo, patriarca de una gran familia que cuenta ya con varias generaciones. Aunque mucho antes de esto hubo, también, otra muerte, la del pueblo de Domingo, Ferreras (León), que murió sepultado bajo las aguas del Embalse del Porma, en 1969. Tanto Domingo como su mujer, Virginia, vivieron su destierro con dolor, despojados de sus orígenes, de sus ancestros, de su hijo Valentín, al que tuvieron que enterrar a una edad temprana… Para ellos, su visión del agua no es la del un nuevo comienzo, sino la de un fin y un engaño; aunque también representa un bien demasiado valioso, que debe contemplarse con respeto y no malgastarse, porque tiene un coste demasiado alto.

 

“Sepultados bajo el agua del pantano como aquél, aquí quedaron los casi cuarenta años que había vivido hasta ese momento, todos en la misma casa en la que nací y crecí, igual que mi madre y que mi abuela Andrea; cuarenta años si no felices del todo (la muerte de Valentín y de mi padre todavía joven vinieron a disipar mi felicidad), sí al menos muy tranquilos y apacibles, pues nuestra vida estaba ya encarrilada por los mismos caminos que las de nuestros antepasados, aquellos hombres y mujeres que levantaron para nosotros todo lo que ahora teníamos”

Y es por eso que Domingo, en el último tramo de su vida, quiere volver al pueblo en el que nació de la única forma posible. Sin embargo, no todos sus descendientes comparten su punto de vista. A lo largo de los capítulos del libro, cada uno protagonizado por un miembro distinto de la familia, hay cabida para sentimientos de tristeza, reproche, e incluso de incomprensión hacia un arraigo que el tiempo no ha conseguido apaciguar.

“¡Qué querencia a los orígenes! A mí, que siempre he visto Santander como una ciudad ajena por más que haya nacido en ella, me sorprende la querencia de la gente a sus orígenes, tanto la que los conserva siempre como la que los perdió algún día. Como mamá, para la que la laguna es una ensoñación de la que no se desprende a pesar de los años que hace que la abandonó”

Nos encontramos, sin duda, ante una historia generacional, en la que podemos observar claramente la evolución de conceptos como “origen”, “arraigo”… que quizá hoy, en este mundo tan marcado por la globalización, han perdido la intensidad de épocas anteriores. El autor, que vivió de primera mano la misma experiencia de su protagonista (su pueblo, Vegamián, desapareció también bajo las aguas del Embalse del Porma, conocido después por el nombre de su constructor, el ingeniero y escritor Juan Benet) ha sabido transmitir fielmente las distintas sensaciones que embargan a nuestro personaje, a través de los monólogos de su esposa, hijos, nietos… Y sin embargo, no es una historia marcada por el pesimismo, sino, simplemente, el retrato de una época de cambios. Los personajes no se regodean en sus desgracias, algunos, incluso, dicen ser felices.

En este caso, el agua ha dado origen a una muy buena historia, extraordinariamente contada. ¡Te animo a disfrutarla!. Tienes un ejemplar disponible en la Biblioteca de Ciencias Sociales y Jurídicas.  Y, además, podrás consultar el resto de novedades en nuestro tablón o si tienes cuenta, en Pinterest.