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Utopía y feminismo en los cuentos de Charlotte Perkins Gilman: Si yo fuera un hombre

Es difícil imaginar si las hermanas Beecher habrían podido intuir la actualidad que mantiene, más de un siglo después, la obra de su sobrina Charlotte. Catherine Beecher, maestra y feminista; Harriet Beecher Stowe, autora de La cabaña del tío Tom, que participó activamente en el movimiento antiesclavista y más tarde en el sufragista; e Isabella Beecher Hooker, escritora y fundadora de la asociación de mujeres sufragistas de Nueva Inglaterra. Lo cierto es que la convivencia con estas mujeres de vida y pensamiento avanzados debió influir poderosamente en los intereses, formación y desarrollo intelectual de Charlotte Perkins Gilman (1860-1935).

Si yo fuera un hombre (Uve Books, 2018) recoge una selección de cuentos que incluye Como una bruja, Lo inesperado, Si yo fuera un hombre, La cabañita, La fuga, Ese extraño tesoro, Abandonado, Exiliada y El papel amarillo (The Yellow Wallpaper, El papel pintado amarillo en otras traducciones).

El prólogo de María Ángeles Naval en la edición de Contraseña (2012) de El papel pintado amarillo describe a Charlotte Perkins como una de las más destacadas feministas americanas de finales del siglo XIX y principios del XX. Es autora de ensayos, novelas, obras de teatro, poesía y unos doscientos relatos cortos, además de numerosos artículos de prensa. Asociada a diferentes organizaciones, conferenciante, directora de la revista The Forerunner (1909-1916) y teórica social, sus escritos abordan contenidos relacionados con la reforma social, utopía y feminismo.

En 1898 apareció uno de sus ensayos más destacados, Mujeres y Economía, traducido a varios idiomas, que la hizo conocida a nivel internacional. En él aborda el tema de la independencia económica de la mujer como motor de progreso y trata aspectos que se mantienen en discusión dentro de los feminismos contemporáneos. En 1915 publicó la novela de contenido utópico Herland. Mary Beard, en su libro Mujeres y poder, se sirve en parte de esta obra y de su secuela (With Her in Ourland) para explicar algunos de sus puntos de vista sobre cómo ellas actúan, son percibidas o se perciben en espacios habitualmente interpretados como masculinos.

 

Si yo fuera un hombre muestra a una serie de protagonistas enfrentadas a situaciones críticas, en momentos fundamentales, en los que va a cambiar radicalmente el rumbo de sus vidas. Las dibuja destacando su cualificación (profesionales, creadoras, o con un potencial creativo latente), su capacidad para establecer alianzas constructivas entre ellas y romper con la dependencia económica y emocional respecto a sus familias o a sus compañeros. Además, con una mayor o menor cantidad de humor, cuestiona los roles de género y las convenciones sociales en las que ellos también se ven atrapados.

Cuando aparece The Yellow Wallpaper se interrumpe el acento divertido y el tono habitual en las historias que le preceden. Con parte de elementos autobiográficos, narra el testimonio de una mujer confinada en una habitación, intentando superar una crisis nerviosa, a la que su marido médico pretende sanar a base de aislamiento e inactividad física e intelectual, un tratamiento frecuente en la época. La acción se desarrolla en torno a dos polos enfrentados: en un extremo la ciencia, la racionalidad, simbolizada por el marido y por la familia; en el otro la enfermedad, la locura, que son los atributos de la mujer. A este planteamiento inicial se van sumando elementos cada vez más fantásticos y angustiosos a medida que la enfermedad se agrava. Sobre las consecuencias negativas de una terapia de este tipo alerta la propia autora en el artículo Por qué escribí El papel amarillo, donde además explica las reacciones de algunos médicos de la época después de haberlo leído y también cuál fue la del neurólogo que la había tratado.

Existe una abundante bibliografía sobre la obra de Charlotte Perkins y sobre este relato de 1892, el más conocido de la autora. Sylvia Lenaers lo estudia en su artículo De emparedadas a empapeladas (revista Herejía y Belleza, n. 5, julio 2017), colocándolo en el contexto de los casos de aislamiento de mujeres que, a lo largo de la historia, ha sido unas veces cárcel y otras libertad cuando era elegido y las permitía protegerse de un entorno adverso.

Acompañan al texto en Si yo fuera un hombre ilustraciones de Coles Phillips (Estados Unidos, 1880-1927), conocido por sus trabajos en prensa (Life, The Saturday Evening Post) y publicidad. El blog de arte El ojo en el cielo dedica un interesante artículo a este ilustrador. Sus creaciones fueron innovadoras y están dotadas de una gran fuerza y belleza. Esta publicación de Uve Books aúna, en definitiva, textos e imágenes en sintonía para mostrarnos un mundo que se encontraba en pleno cambio.

La obra de Charlotte Perkins se reivindica hoy no sólo como parte de la teoría feminista, sino además con el propósito de situarla dentro de una teoría social general, con un lugar propio dentro del canon sociológico consensuado. También su obra de ficción se sigue reeditando y The Yellow Wallpaper es ya un clásico. La Biblioteca Pública de Nueva York ha elegido este relato para formar parte de su proyecto Insta Novels, con el que ha conseguido acercarse a miles de seguidores jóvenes, ofreciendo obras en formato de video a través de la red social Instagram.

V. Maldonado

Una mujer de recursos, Elizabeth Forsythe Hailey

Una mujer de recursos (Libros del Asteroide)
Una mujer de recursos (Libros del Asteroide)

Siempre me he preguntado qué se engloba dentro de la categoría “literatura para mujeres”, ¿novelas que sólo suscitan el interés femenino, por las temáticas que tratan? ¿Aquéllas cuyas protagonistas son personajes fuertes y de carácter? Desde luego, esta historia es mucho más que una simple categoría, aunque también es innegable que nuestra protagonista, Bess Steed, es una mujer que no se deja avasallar por las circunstancias. Sobre todo, si tenemos en cuenta el momento en el que se desarrolla la acción: finales del siglo XIX y principios del XX, en una época en la que independencia de la mujer distaba mucho de ser una realidad.

Ninguna de mis amigas sabe conducir y ninguno de sus maridos se lo permitiría; aún menos les regalarían un coche e insistirían en que lo condujeran

A través de las cartas que escribe a sus amigos y familiares vamos a descubrir a un personaje nada convencional: una mujer culta, ávida de conocimientos y de nuevas experiencias, que viaja (sola o acompañada de su marido). En definitiva, como su propio título indica, “una mujer de recursos”… Y nunca mejor dicho, porque a partir del momento en el que recibe una herencia, va a poder, incluso, gestionar sus propios bienes… Y sobre todo, ¡¡¡tendrá bienes!!!, hecho del que no todas las mujeres de su época se podían vanagloriar. Sin embargo, Bess no tendrá una vida fácil, al quedarse viuda a una edad temprana con tres niños de corta edad y tendrá que arreglárselas para poder seguir adelante.

Para mí, una viuda es como una planta parásita que sigue tenazmente pegada a las ramas del árbol caído sin darse cuenta de que ya no tiene vida

Una vez superada la fase inicial de duelo, Bess se descubre como una mujer fuerte y resolutiva, independiente, con una filosofía de vida, incluso, revolucionaria.

Es irracional creer – e incluso querer, sin duda – que se puedan tener todas las experiencias de la vida con la misma persona. Somos mucho más complicados y muy capaces de ser leales de por vida a muchas personas distintas de cualquier edad y sexo ¿Por qué se empeña la sociedad en restringir al hombre y a la mujer a una sola relación de esa clase para siempre?

 

[…]

A veces pienso que el mundo sería mucho más interesante si, al alcanzar la mayoría de edad, cada cual fuera a vivir por su cuenta y compartiera su vida con otras personas en sitios y momentos acordados

Elizabeth Forsythe Hailey ha creado un personaje, inspirado en su propia abuela, que nos seduce desde el primer momento. Sabe combinar a la perfección su deseo de crecer y evolucionar, con el compromiso y lealtad a su familia y seres queridos. El estilo epistolar del libro le dota de una agilidad narrativa que, lejos de provocar que decaiga el interés, lo acrecienta hasta tal punto que es imposible despegarse de sus páginas. El resto de personajes que acompañan a Bess no son, en absoluto, personajes planos; todo lo contrario, tienen tanta fuerza que, a pesar de aparecer únicamente como destinatarios de las cartas, es imposible no seguir con interés sus historias.

Si quieres disfrutar de su lectura, tienes un ejemplar disponible en la Biblioteca de Ciencias Sociales y Jurídicas.  También podrás consultar el resto de novedades en nuestro tablón o si tienes cuenta, en Pinterest.