«La vida termina y al mismo tiempo sigue»: Theodor Kallifatides, Otra vida por vivir

Literatura, lengua, emigración, identidad y paso del tiempo. Estas palabras pueden sintetizar en parte el conjunto de reflexiones de Theodor Kallifatides en su libro Otra vida por vivir, el primero que después de cincuenta años ha escrito en su lengua materna este autor griego afincado en Suecia desde 1964. Ha desarrollado casi toda su carrera literaria en sueco con más de cuarenta obras de ficción, ensayo y poesía, y también ha traducido a prestigiosos autores.

Otra vida por vivir parte de una época de agotamiento personal tras concluir su última novela, desalentado por un mundo cambiante e insolidario, y por la dura crisis que vivía Grecia en 2015. Una vez vendido el estudio que utilizó como lugar de trabajo durante años, y vacío de energía para abordar una nueva obra, viaja a su pueblo de Molaoi, en el Peloponeso, invitado por la escuela de enseñanza secundaria que iba a llevar su nombre. Allí le esperaría una bella sorpresa a cargo de los estudiantes y a la vez el reencuentro con la lengua griega como vehículo para la escritura y la conexión emocional con sus raíces:

A mis veinticinco años, cuando me pregunté cómo viviría mi vida, la respuesta fue «yéndome». A los setenta y siete la pregunta volvió. ¿Cómo viviría la vida que me quedaba? Y la respuesta era, cada vez con más frecuencia, «volviendo».

Theodor Kallifatides ha venido estos días a España con motivo del Hay Festival 2019 de Segovia. Allí ha conversado con la traductora, escritora y periodista Monika Zgustova para hablar sobre su experiencia como emigrante y lo que supuso su inmersión en una cultura que solo con el tiempo ha llegado a entender. Contó cómo decidió abandonar las clases convencionales y aprender sueco leyendo a Strindberg con la ayuda de un diccionario, un proceso diferente, que le permitió apreciar este idioma en toda su belleza.

Él salió de Grecia unos años después de la guerra civil, cuando la emigración era la solución a la pobreza y a los conflictos políticos, como lo ha sido siempre a lo largo de la historia y continúa siéndolo hoy; forma parte incluso de la tradición de países como Italia o Grecia. Su tierra ha acogido a miles de desplazados y las islas, a pesar de su propia situación, han hecho más que nadie por los refugiados. Recordó que su propio padre fue uno de ellos cuando se expulsó a la población griega del territorio otomano.

Habló de Suecia como su gran solución, un país seguro y amable, donde ha conseguido un gran éxito como escritor y al que llegó con la determinación de aportar algo. Casi toda su obra la ha escrito en sueco, pero considera que la literatura tiene más que ver con el pensamiento que con la lengua, y que le han influido más los filósofos, Platón o Aristóteles, que los propios escritores.

Sobre la cuestión de la edad y el envejecimiento comentó que no debemos entenderlo como enfermedad. Envejecemos, pero no nos convertimos en idiotas; muchos de los libros más brillantes en la historia de la literatura son creaciones de personas no precisamente jóvenes. 

Cuando ha trasladado al griego sus obras originales en sueco ha tenido que reescribirlas porque se trata de dos mentalidades diferentes, nada es exacto. Pero ese —aseguró— es el destino de la humanidad: intentar entendernos.

Otra vida por vivir (Galaxia Gutenberg, 2019) se encuentra en la colección de las bibliotecas de la Universidad. Se publicarán próximamente traducciones al castellano de otras obras de T. Kallifatides.

V. Maldonado

 

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